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Nace el hijo de los duques de Cambridge

El pequeño se convierte en el tercer heredero al trono británico, después de su padre y de su abuelo

Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
El pequeño de los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, nació el lunes en el Hospital St. Mary de Londres a las 16:24 horas. El recién nacido ya recibe el título de Su Alteza Real el príncipe de Cambridge, ocupando el tercer puesto en la línea sucesoria a la corona británica, después de su padre y de su abuelo, el príncipe Carlos.

En niño, que nació por parto natural y pesó 3,7 kilogramos, es el primer nieto del príncipe de Gales y el tercer bisnieto de la reina Isabel II de Inglaterra. Tanto madre como hijo se encuentran en perfecto estado y pasarán unos días para recuperarse en la exclusiva sala privada del hospital llamada 'Lindo Wing', la misma unidad en la que nació su marido en 1982.

La pareja que sigue decidida a romper los moldes y modernizar las tradiciones instauradas en la monarquía británica, rompió el protocolo y confirmó la noticia antes de ser publicada en el atril que se coloca en la verja de Buckingham, ante el temor de su expansión a través de las redes sociales. El nacimiento fue comunicado mediante una llamada telefónica al abuelo Carlos de Inglaterra, así como a su esposa Camilla Parker. Igualmente, la reina Isabel II recibió una llamada que confirmaba la buena noticia, rompiendo una vez más con lo establecido, ser avisada a través de un emisario del palacio.

Desde el 15 de julio, día en que se celebraba la ceremonia Trooping the Color y el aniversario de la reina Isabel II, la princesa Catalina no había vuelto a aparecer en un acto oficial. La esposa del príncipe Guillermo pasó estos últimos días de embarazo descansando en su apartamento del palacio de Kensington y en la casa de sus padres en Berksire.

Asimismo, cabe destacar que el niño nace después de que el Parlamento de Westminster hiciese cambios en la legislación sobre la sucesión al trono británico, vigente desde hace 300 años. Hasta el momento se daba prioridad al varón, independientemente de que tuviera una hermana mayor. La eliminación de esta ley supone la anulación de esa primacía y además, permite que los miembros de la familia real puedan casarse con católicos sin ser apartados de la línea de sucesión.


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