Si hace 30 años coleccionabas cromos, comprabas revistas o periódicos o quizá acudías cada semana a recoger ese fascículo de tu colección favorita recordarás a un señor muy simpático, con una voz siempre agradable, semblante de perfecto comerciante, excelente padre y marido y amigo de sus amigos, esperando tras el mostrador de madera de ese conocido establecimiento de venta de prensa, libros y material didáctico que se llamaba “Herranz del Camino”.
En plena Corredera del Cristo, junto a la imagen del crucificado de los Mercaderes y frente a los característicos soportales que otrora rodeaban a la talaverana Plaza del Reloj, don Alfonso Fuentes no faltaba su cita diaria en ‘Camino’.
Hoy hace dos décadas que nos dejó, el 11/02/2005, a los 64 años y ese enorme vacío que dejó en su familia –su esposa Caridad y sus hijos Alfonso, Toni y Ana Belén– también lo fue para los numerosísimos amigos que sembró durante su vida.
Con ellos gustaba de disfrutar un café vespertino. Si no aparecía un vecino de la Corredera, eran los de la farmacia; si no, el de la relojería, la ferretería de Moro o los empleados de Correos.
El café rotaba y un día se tomaba en el Nueva España, en el Centro de Amigos-Casino o en el Bar Talavera, siempre con amigos o con un buen cliente que se acercaba por la librería Herranz del Camino, en la que trabajó Alfonso desde los 13 años hasta que se jubiló, siempre orgulloso de su barrio, la Puerta de Cuartos.
Pero si el protagonista de este texto tenía una pasión era su familia y concretamente sus nietos, de los que apenas pudo disfrutar por su rápido fallecimiento. Vaya hoy, veinte años después de su partida, nuestro particular y enorme homenaje a don Alfonso, que ofrecía con fruición La Voz del Tajo en ese antiguo mostrador de madera ofreciendo siempre el mejor de los saludos a sus clientes.
Descansa en paz, querido amigo, aunque las personas siguen vivas si las mantenemos en nuestro corazón y en nuestro recuerdo, y un abrazo enorme a toda tu familia.