Deberíamos empezar diciendo que Villaseca de la Sagra (Toledo) tuvo suerte cuando Enrique De la Rosa comenzó su labor de monitor deportivo en la localidad junto a Jesús Hijosa, su alcalde.
Tuvo suerte porque en ese momento contrataron al mejor número dos que ningún número uno puede imaginar como servidor público. Enrique ha practicado durante 30 años la gran labor de trabajar en silencio para el pueblo sin tener el mínimo interés en que su nombre fuera conocido. Seguramente nos iría mucho mejor en la política si hubiera más gente como él.
Su vocación de servidor público como maestro de pueblo, su mayor orgullo, se vio acrecentado como monitor de actividades deportivas en Villaseca y también como verdadero alma mater del crecimiento exponencial del certamen taurino Alfarero de Oro.
Si uno repasa la nómina de nombres que han actuado o que han visitado en las jornadas se da cuenta de que Enrique tuvo claro que Villaseca tenía el potencial en lo más alto y que él iba a entregarse para acercarle a ello.
Es difícil imaginar la capacidad de una persona para ilusionar a Rafael de Paula con acudir a un pueblo que no sabía ni situar en el mapa. Ahora Villaseca tiene un nombre pero imaginarse esas llamadas e insistencia en lograr que los mejores toreros de la historia acudieran a charlar con los aficionados de Villaseca solo estaba en la mente de la gente que trabaja y sueña.
En estos treinta años aparte de Rafael de Paula han acudido toreros de la talla de César Rincón, Paco Camino, Víctor Mendes, Pablo Lozano, Juan Mora... Además de los mejores ganaderos y presentados por los periodistas más punteros del mundo taurino y fuera de él. El resultado es una cita única cada mes de febrero.
ALFARERO DE PLATA Y PROYECCIÓN INTERNACIONAL DEL ALFARERO DE ORO. Cuando uno visita plazas como Dax o Mont de Marsan y encuentra carteles de Villaseca se da cuenta de que la ilusión estaba desatada. Pues Enrique y su hijo decidieron que el alfarero no tenía fronteras y cada verano le presentaban en una localidad francesa o en Cenicientos. Si ahora uno mira lo tendidos ve que aficionados franceses y los más exigentes de Madrid no fallan a sacarse su abono.
Y por último el alfarero de plata para los más nuevos donde también ha tenido cabida el abandonado ganadero toledano y es raro que en ninguna finca por pequeña que fuera no tuviera la visita de los De la Rosa.
En Talavera le tuvimos como una de las patas que quiso volver a ilusionarnos con el tentadero histórico porque otro de los afanes de Enrique ha sido ayudar.
Ahora se jubila una persona que siempre era la sonrisa de la Sagra y que dio la categoría que un certamen de novilladas nunca imaginó pero que está a la altura de su labor como formador de futbolistas, como orgullosos sindicalista pero sobre todo, como una gran persona.