Predicar con el ejemplo

Menos mal que escribo mi columna en frío, dos días después de que el tema me surgiera de forma espontánea, desgraciadamente, tengo que decir.

Los hechos tuvieron lugar a raíz de convocatoria de prensa del sindicato STAS en la puerta del Parque de Bomberos de Talavera. A veces las previsiones no llegan, se pierden por la red o por problemas informáticos, eso pensé yo al no tener en mi agenda esta rueda de prensa. Nada más lejos de la realidad y de mi imaginación. Antonio Escobar, responsable de ofrecer la rueda de prensa, se jactaba con los periodistas antes de comenzar el acto de no haber invitado a la convocatoria a La Voz del Tajo, alegando su malestar con ciertas manifestaciones en alguna editorial o columna de opinión, que definió como ‘infamias’ o ‘calumnias’. El sindicalista defendía su libertad de expresión con mis compañeros y criticaba la poca fidelidad de los hechos respecto de las manifestaciones vertidas en mi medio. Entonces, ¿yo que pido? Lo primero voy a remitirle a nuestra libertad de expresión como dice el artículo 20 de la Constitución, y que hoy todavía se me de principio a fin gracias a la Universidad. Después voy a mencionar la diferencia entre información y opinión. Información es lo que yo mismo escribí, primero sus manifestaciones sobre la aparición de las cámaras ocultas y la posterior denuncia de algunos efectivos del parque y luego el auto del juzgado diciendo que se ajustaban a la legalidad y que el Ayuntamiento iniciaría un expediente para depurar responsabilidades. No me hace falta revisar ninguna de mis informaciones para saber que me he ceñido a la realidad, al menos a la realidad que ambas partes vertían en las comparecencias que hacían en nuestra presencia y que eran públicas. Y otra cosa es la opinión, donde al parecer han leído algo que no les gusta. Pero se llama opinión porque se opina, se analiza, se debate y se incluyen tintes subjetivos, ya que cada uno puede ver las cosas desde uno u otro punto de vista. ¿Qué aburrido sería que no se generase debate, no? No sé de dónde venían las calificaciones que al STAS no le han gustado, pero aquí no se va a bailar el agua a nadie. Yo por mi parte voy a seguir siendo imparcial en la información y aprovecharé la opinión, como ésta, para decir lo que más me interese y aportando mis razones. Sabor agridulce me queda de todo esto. Por un lado agrio, por haber sido vetados después de años de servirles como soporte para sus declaraciones. Y por otro muy dulce; por aquellos que sacaron la cara por mi periódico y por los que me dijeron que ‘o todos o yo tampoco voy’. ¡Gracias compañeros! Gran familia la de la prensa talaverana, y mira que cada uno es de su padre y de su madre.