En la época de la inmediatez, los éxitos tienen una vida muy corta. Pero hay éxitos, medallas y reconocimientos que nunca deben ser olvidados. Su significado va más allá de una presea o una copa: es un éxito personal y social que no debe caer en el olvido.
Buena prueba de esas medallas y campeonatos del Mundo, Europa y España que han conseguido durante años nuestros deportistas han venido del sudor y la constancia de deportistas paralímpicos. Talavera de la Reina (Toledo) puede presumir con orgullo ser cuna de grandes deportistas olímpicos (más allá de Sandra Sánchez, Paco Cubelos o Fernando Alarza).
LLUVIA DE MEDALLAS. Nombres como el jugador de boccia Jesús Fraile Moreno ‘Chuchi’ (oro y bronce en Atlanta 1996 y plata y bronce en Sidney 2000); y el también jugador de boccia José Javier Curto (oro y bronce en Atenas 2004), son leyendas de Talavera; aunque, desgraciadamente, su leyenda se ‘apaga’ más rápido que la de otros deportistas más mediáticos y que no sufren ningún tipo de discapacidad. No hay que olvidar a otros deportistas de la Ciudad de la Cerámica como el atleta invidente paralímpico Ricardo de Pedraza (Londres 2012), Campeón de Europa de 5.000m en 2012, atleta paralímpico en Londres 2012 y récord de España en 5.000m.
No puede faltar en esta lista de leyendas, Florencio Díaz Díaz, talaverano de adopción con un palmarés impresionante en su haber. Como seleccionador español nacional de boccia, deporte paralímpico “estrella”, se conquistaron 2 oros, 1 plata, 2 bronces en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996; 2 platas y 2 bronces en Sidney 2000; y 1 oro, 2 platas y 1 bronce en las Olimpiadas de Atenas 2004.
ABRIR LOS OJOS AL MUNDO. Las barreras que sufren las personas con discapacidad son mucho más que ‘un simple escalón’; son barreras sociales como la discriminación laboral o dificultades para encontrar trabajo, barreras en la educación (sistema educativo) y las limitaciones para acceder a la cultura de una manera igualitaria, entre otras. Abrir los ojos al mundo para demostrar que el deporte y la discapacidad cuando se unen, impulsan el crecimiento personal y favorecen la inclusión social, han sido algunos de los motivos que han empujado a la fotógrafa Valeria Cassina, junto a La Voz del Tajo, a retratar como se merecen estás leyendas de nuestro deporte.
LA MIRADA DE VALERIA CASSINA. “En la fotografía en blanco y negro, el movimiento borra el rostro del protagonista, pero no el peso de su historia. No es un atleta el que lleva las medallas; es el seleccionador, el guía, el arquitecto invisible detrás de tantas victorias paralímpicas. Su figura, desenfocada, representa a quienes dedicaron su vida a construir sueños que hoy, a menudo, quedan relegados al olvido”, comenta la laureada fotógrafa sobre la imagen del exseleccionador de boccia.
“Esta imagen es un homenaje y una protesta: un tributo a quienes han sido el alma de un equipo, y una denuncia del vacío que deja el olvido. No es solo el movimiento del cuerpo; es la memoria colectiva la que se desvanece”, explica Valeria. -Puedes ver las imágenes al final de la noticia-
“En nuestra época no había tanto reconocimiento - a los atletas y al deporte paralímpico- como ahora. Las redes sociales ayudan mucho a ello. Afortunadamente, todo está cambiando”, comenta Florencio Díaz ex profesor de la entidad Ayuda a la Parálisis Cerebral (APACE>), que, ya jubilado, ha hecho un repaso sobre aquellos años en los que “sin esperarlo” recibió la llamada para ser seleccionador nacional de boccia entre los años 1996 y 2005.
“Han sido muchos años de trabajo, pero también de grandes momentos, tanto profesionales como personales. Gracias al boccia pudimos ayudar a mucha gente -muchos de ellos talaveranos, como Chuchi o Curto- a desarrollar nuevas habilidades. La boccia ayuda a mejorar el desarrollo personal y social de las personas que lo practican. Es un deporte muy social con el que ayuda a mejorar las habilidades físicas y motoras de los jugadores”.
“Hacerles participar en la boccia fue algo mágico. Pudieron encontrarse con gente de otros puntos de España y del resto del mundo que tenían los mismo problemas. Recorrimos gran parte de la geografía española y competimos a nivel internacional, haciéndoles partícipes de algo grande y de lo que ellos eran el motor”, recuerda Florencio.
“Por ello sigo insistiendo en la necesidad de invertir para romper barreras arquitectónicas y sociales para que las personas con discapacidad puedan desarrollar una vida plena. Está en la mano de todos las Administraciones”, enfatiza, al tiempo que recuerda también el papel que “cada uno de nosotros, de manera individual, jugamos día a día para que esas personas tengan los mismos beneficios que el resto”.
En la actualidad, Florencio -fundador del “Proyecto Alma”- está centrado en proyectos humanitarios en África, ayudando a la población infantil de Benín y Burkina Faso.
La boccia es un juego de estrategia y precisión que fue creado originalmente para ser jugado por personas con parálisis cerebral. Actualmente, el deporte incluye a atletas con discapacidades que afectan las habilidades motoras.
La boccia, cuyos orígenes se remontan a la Grecia Clásica, es una compleja combinación de táctica y habilidad. Se practica de forma individual, por parejas o equipos, sobre una pista rectangular en la que los jugadores tratan de lanzar sus bolas lo más cerca posible de la pelota blanca que sirve de objetivo, a la vez que intentan alejar las de sus rivales, en un ejercicio continuo de tensión y precisión.