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La trascendencia de Talavera y de Toledo en la génesis de la obra del Padre Juan de Mariana

Padre Juan de Mariana / Real Academia de Historia

ARTÍCULO

Escrito por Julio Fernández-Sanguino Fernández

LVDT | Viernes 22 de noviembre de 2024

Las obras del Padre Juan de Mariana son ampliamente conocidas. Ahora bien, en la introducción de algunas de ellas se aprecian interesantes datos que han sido menos tratados, pero que nos ayudan a ver el contexto histórico en el que se escribieron. Es el caso Del rey y de la institución de la dignidad real, libro editado en Madrid por la Sociedad Literaria y Tipográfica en 1845, en el que el traductor, que se estima fue Pi y Margall, señalaba que no tenía noticias de que se hubiese traducido del latín con anterioridad y se extrañaba por ser una de las obras más estimables del Padre Mariana, considerando que las censuras de las que había sido objeto habían contribuido a ello.

Asimismo, se precisaba que el tratado de Rege apareció por primera vez en Toledo en 1599. Ese dato subraya la importancia de las primeras imprentas en la ciudad, donde se confeccionaron varias obras relacionadas con el Padre Juan de Mariana. Destaca su Historia general de España, escrita en latín y traducida al castellano por el propio autor, que fue dirigida a Felipe III y que editó Pedro Rodríguez impresor del Rey en 1601, según la catalogación realizada en 1887 por Cristóbal Pérez Pastor. Pi y Margall no debió de conocer esa obra, ya que su traducción es de una segunda edición de 1640, probablemente de la de Frankfurt de 1611.

Del mismo modo, se señalaba que el Padre Juan de Mariana compuso el libro a ruego del también talaverano Don García de Loaysa y Girón preceptor de Felipe III y arzobispo de Toledo. Parece evidente que ambos personajes se tuvieron que conocer personalmente, tanto en Talavera de la Reina de donde procedían, ya que Loaysa nació igualmente en esa ciudad en 1534 dos años antes que Mariana, como en Toledo, donde coincidieron con posteridad. Asimismo, pudieron tener referencias el uno del otro en Alcalá de Henares, ciudad en la estuvieron en su etapa de formación, aunque no hay constancia de ello.

Juan de Mariana, que pasó unos años de su infancia en Pueblanueva, en 1547 marchó a estudiar Artes y Teología en Alcalá de Henares. Completó el noviciado en Simancas en 1552 y retornó a Alcalá para acabar su formación de grado. En 1561 comienza su andadura por Italia y 1569 se instala en París hasta 1574 que regresa a España y se albergó en el colegio de la Compañía en Toledo donde se consagró a la redacción de sus libros, falleciendo en 1624. Asimismo, a través de la RAH se puede apreciar que García de Loaysa estudió en la Universidad de Salamanca y seguidamente en la Alcalá. De 1562 a 1566 asistió a los cursos de Teología y se doctoró en 1567. A lo largo de su vida realizó una amplia labor con múltiples pláticas y sermones en Toledo, Talavera, Alcalá y otras ciudades desde 1566 a 1579. Del mismo modo, tuvo una destacada participación en obras editadas en Toledo en 1576 y 1584. En 1599 falleció en Alcalá donde fue enterrado sin haber podido tomar posesión solemne del Arzobispado.

Por lo expuesto, se puede hablar de la trascendencia de Talavera y de Toledo en la génesis de la obra sobre el Rey y las consideraciones sobre la Moneda del Padre Juan de Mariana, ya que al publicarse la obra en el año del fallecimiento de Loaysa, que había sido preceptor del Rey y la había impulsado, y dirigirla el recto jesuita a Felipe III, se le puede considerar como preceptor indirecto del Monarca.

Sin embargo, los sabios consejos del Padre Juan de Mariana pronto se volverían en su contra. En la segunda edición de su obra, impresa en Maguncia en 1605, intercaló un nuevo capítulo octavo en el libro III en el que reiteró la tesis de que el príncipe no podía imponer nuevos tributos sin el consentimiento formal del pueblo, pero añadió que tampoco podía adulterar el peso de la moneda. Esta adición se redactó muy probablemente en 1604 después de las devaluaciones de la moneda de vellón efectuadas en 1602 y en 1603. Sus consideraciones darían paso a su reclusión, tras un proceso que detalla ampliamente Fernández de la Mora, y que De monetae mutatione se prohibiese en 1609, por lo que sus contenidos no se publicarían en castellano hasta 1854 con la traducción de Pi y Margall señalada.

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