OPINIÓN

David I, el pecador

Alberto Retana

ARTÍCULO

Escrita por el Director de La Voz del Tajo, Alberto Retana

Alberto Retana | Miércoles 13 de noviembre de 2024

Soberbia, Avaricia, Lujuria, Ira, Gula, Envidia y Pereza son los siete pecados capitales que todo cristiano debería conocer y respetar e, incluso, huir de ellos para mostrar su amor por Dios.

Y dentro de la soberbia está la ostentación. Pero, ¿qué dice la Biblia sobre la ostentación? En las Epístolas Generales del Nuevo Testamento se citan así:

“Y que vuestro adorno no sea externo con peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea el yo interno con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios”, Pedro (capítulo 3, versículos 3 y 4).

Y abunda más en el Evangelio según San Mateo (capítulo 23, versículos 1 a 12) cuando dice: “Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los maestros de la Ley y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.

Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros; pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente; alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestro”.

Seguro que todas estas enseñanzas de las Sagradas Escrituras las debe conocer el que actúa, un día sí y otro también, como alcalde de facto en Talavera de la Reina. Alguien que responde al nombre de David Moreno Ramos y que aún manda en el partido VOX.

Él, que se las da de muy pío y muy católico, debería confesarse inmediatamente por haber mostrado al mundo un fastuoso derroche de ostentación en el viaje de las mercancías donadas por las gentes de Talavera y su comarca a Valencia para socorrer a las víctimas de la maldita DANA. Cuando se hace un esfuerzo por el prójimo la discreción es una virtud. Lo vuelve a decir San Mateo en la Biblia, “que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”, otro pecadito para la lista.

La ostentación, que cuenta en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua con sinónimos como alarde, despliegue, exhibición, muestra, jactancia, vanagloria, pavoneo, lucimiento, presunción, petulancia o afectación y antónimos como ocultación, humildad, modestia, sobriedad, austeridad o sencillez.

se considera un pecado en la Biblia. Y es así porque entra en conflicto con las virtudes de la humildad y la dependencia de Dios, que son fundamentales para la fe cristiana.

Por mí, puede hacer lo que le venga en gana, faltaría más. Pero que no nos pretenda engañar enfundándose por la mañana la casulla de meaquedito para, al rato, mostrar ese pechito hinchado de soberbia que, por cierto, es el pecado capital origen de la ostentación.

Aunque claro está que quien debería haber ordenado discreción y humildad es el que figura en los papeles como alcalde. Ese señor al que todos conocen por José Julián Gregorio, muy pío también por cierto, y que ha pasado de ser un hombre de paja a convertirse en el hombre invisible a efectos prácticos aunque siga entrenando, día a día, para aprender a posar en todas las fotos.

Recuerden lo que decía Jesús de los fariseos: Son como sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”.

Vamos, aquel refrán tan español que rezaba “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”.

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