Imagino que todos ustedes conocen esa manida expresión de “tomar por el pito del sereno” y lo que significa: no dar importancia a algo. Más o menos como nos tienen a las gentes de Castilla-La Mancha los saqueadores del Tajo que, cada vez más, estrangulan el cauce de un río que la naturaleza quiso que atravesara esta región y, sin embargo, riega los campos de Levante y da de beber a sus gentes.
La posibilidad de que se apruebe un nuevo trasvase de 162 hectómetros cúbicos, algo así como 162.000 millones de litros de agua para los próximos seis meses, suena a cachondeo. Piensen que toda la ciudad de Talavera de la Reina utiliza, para consumo humano y durante un año entero, solamente 7 hectómetros cúbicos, siete. El despropósito es tal que esta nueva escalada en la forma de explotar ese río que debería ser columna vertebral de nuestra tierra en lugar de estercolero de nuestras ciudades es todo lo contrario que han dictado los Tribunales de Justicia sobre su uso. Pero las sentencias simplemente no se cumplen.
Eso sí, suena también a cachondeo escuchar las palabras de algún prócer vestido de verde elogiando al río Tajo, sus aguas, su cauce, sus islas y sus orillas mientras sigue defendiendo el Trasvase al Segura. Y luego dirán que las fake news las publican los periodistas.
En fin, éste del agua debió ser uno de los temas importantes en la reunión de Sánchez con Page el pasado viernes que, según parece, no tuvo tanto derramamiento de sangre como se preveía, al menos en Moncloa.
Lo que sí ha provocado ha sido un tsunami de reproches por parte de los catalanistas más separatistas que, sin escatimar epítetos, dijeron que en esta región llamada Castilla-La Mancha somos cutres. Sobre todo, nos lo llaman por pedir que España nos ayude a ponernos un poco en paralelo con ellos, que fueron los grandes beneficiados en la industrialización española del pasado siglo junto al País Vasco y otras zonas norteñas.
Fíjense, el resultado que sacamos de todo esto es que nos quitan el agua para Levante por el artículo 33, no nos quieren ayudar para poder tener servicios siquiera parecidos a las regiones ricas y, encima, nos llaman cutres. Realmente es para acabar, porque nos “toman por el pito del sereno”, con aquella otra frase de “a las armas” y luego ya que salga el sol por donde tenga que salir.