No ha dejado de resonar el eco de la proposición de Pedro Sánchez en el comité del PSOE… “vamos a avanzar con determinación en esa agenda, con o sin un concurso del Poder Legislativo” y la primera en la frente está a punto de caer.
Este miércoles, se espera el PSOE de Pedro Sánchez pierda su primera votación, la que reconocerá a Edmundo González como ganador de las elecciones en Venezuela. Una votación que no es sino un brindis al sol porque si fuera vinculante, España debería invadir el país bolivariano para establecer al hasta ahora opositor como nuevo presidente, pero eso no va a ocurrir.
Los golpes de efecto, los artificios, cada vez se afianzan con más fuerza en el panorama de la política y, por consiguiente, en nuestras vidas. El titular es lo único que vale. El resto del artículo no se lee. Parece que, por fin, lo de ganar sin bajarse del autobús se ha hecho realidad. Qué pena.
Hace unos días alguien en quien confío enormemente me dijo algo que cada vez se afianza más como verdad incontrovertible: “Pedro sólo tiene una cosa en la cabeza y esa cosa es Sánchez”. Razón no le falta a mi interlocutor pero creo, incluso, que esta deriva tiene visos de endurecerse mucho.
Más incluso para los barones socialistas que alzaron la voz el pasado sábado en Ferraz, unos más que otros. Pero, vayamos al terruño. Las andanadas del PP contra García-Page vuelven a ponerse en marcha a costa de su supuesta dominancia sobre los diputados nacionales electos en Castilla-La Mancha. Estoy plenamente convencido que de los 8 actuales, poco más de la mitad son leales al presidente autonómico, pero… ¿qué ocurre con los diputados socialistas de Aragón, Asturias, Extremadura, Madrid o Castilla y León, donde también sus próceres autonómicos han dicho no estar conformes?
Fijémonos en Aragón, donde el corazón también está ‘partío’ entre el expresidente autonómico Javier Lambán y la ministra portavoz Pilar Alegría. ¿No pasará algo parecido aquí con las huestes que se muestran partidarias de la ministra ciudadrealeña Isabel Rodríguez o la delegada del Gobierno, Milagros Tolón, ambas sanchistas declaradas?
Pero vamos más allá. Piensen por un momento que la cosa fuera al revés, ¿qué harían los diputados y senadores del PP si se tratara, por ejemplo, de votar mañana por la derogación o no del Trasvase Tajo-Segura en el Congreso? Díganme, qué pasaría.
Parece que el único valiente y por equivocación fue el diputado del PP, Alberto Casero. El pobre tancredo votó a favor de la reforma laboral contra su propio partido y miren ahora dónde está, olvidado y con una pena de un año y nueve meses de cárcel, seis de inhabilitación y responsable de una indemnización de casi 70.000 euros por un delito de malversación de caudales públicos y prevaricación. Así es la vida.