Hasta 771 muertes podrían haberse registrado en España en el mes de julio por el exceso de calor, 75 de ellas en Castilla-La Mancha, según estimaciones del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Del total, 459 corresponden a mujeres y 312 a hombres.
Por autonomías, Madrid se sitúa en primera lugar con 208 muertes atribuibles al exceso de calor, seguida de Castilla y León (96), Castilla-La Mancha (75) y Cataluña (73). Según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del ISCIII, los últimos días de julio (del 29 a 31) habrían sido en los que se podrían haber registrado más fallecimientos atribuibles a la ola de calor, con una estimación de 246 defunciones.
Este registro detalla que a medida que ha ido avanzando el mes, la mortalidad ha ido creciendo, con 37 defunciones en la primera semana, 49 en la segunda y 102 fallecidos en la tercera semana del mes.
El año pasado, las estimaciones de este sistema de vigilancia por defunciones atribuibles a las temperaturas en el mes de julio era algo más baja, un total de 686, hasta 85 menos.
Debido a las altas temperaturas registradas en verano y su potencial peligro para la salud, el Ministerio de Sanidad ha publicado un decálogo para prevenir y mitigar los efectos negativos que el calor excesivo puede tener sobre la salud de la ciudadanía, especialmente en los grupos de riesgo o más vulnerables, como personas mayores, mujeres gestantes, menores y personas con enfermedades crónicas, así como en aquellos colectivos que desempeñan su trabajo o realizan esfuerzos al aire libre:
Beber agua o líquidos con frecuencia, aunque no se sienta sed y con independencia de la actividad física que se realice.
Evitar las bebidas con cafeína, alcohol o muy azucaradas, ya que pueden favorecer la deshidratación.
Aunque cualquier persona puede sufrir un problema relacionado con el calor, prestar especial atención a bebés, menores, mujeres embarazadas o lactantes, así como personas mayores o con enfermedades que puedan agravarse con el calor (como las enfermedades cardíacas, renales, diabetes, hipertensión, obesidad, cáncer, patologías que dificultan la movilidad, demencia y otras enfermedades mentales, así como el abuso de drogas o alcohol).
Permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y refrescarse cada vez que lo necesite.
Procurar reducir la actividad física y evitar practicar deportes al aire libre en las horas centrales del día. Usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar.
Nunca dejar a una persona en un vehículo estacionado y cerrado (especialmente a personas menores de edad, mayores o con enfermedades crónicas).
Consultar a un profesional sanitario ante síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas.
Mantener las medicinas en un lugar fresco; el calor puede alterar composición y sus efectos.
Hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, zumos, etc.).