OPINIÓN

¿Se puede ser español y no ver la Eurocopa? Aunque esta Roja 'menos blanca' me gusta

(Foto: Nico Williams y Lamine Yamal /Foto: ROLF VENNENBERND/DPA).

Mar y Montaña

D.M.M. | Jueves 11 de julio de 2024
¡Gooool!

Ese es el cántico que se escucha desde hace semanas en prácticamente todas las calles de España. Da igual que sea una casa, un parque, un bar... Los gritos de: "¡Yo soy español, español, español...!" retumban en los rincones de nuestra querida España (como cantaba Cecilia) al finalizar cada uno de los encuentros de la selección española en la Eurocopa de 2024; partidos que se cuentan por victorias y que han permitido a La Roja llegar a la final.

Leyendo estas líneas puede parecer que un servidor es un fiel seguidor del fútbol, nada más lejos de la realidad. Pero la 'Marea Roja' es tan intensa que es casi imposible no verse salpicado por el entusiasmo futbolero que inunda España.

Y sí, soy español, pero no me gusta el fútbol. Sí, soy español y no he visto ningún partido de la selección en esta Eurocopa. Y tampoco vi el famoso gol de Iniesta en el Mundial y sigo siendo español. Pero eso ne hace ni mejor ni peor. Ah, y que quede claro que amo mi bandera (la de todos los españoles, aunque algunos insistan en adueñarse de su identidad).

El domingo por la noche se paralizará España. Durante los minutos que dure el encuentro el país parecerá que ha vuelto al estado de alarma decretado durante la pandemia por la Covid 19. Durante los noventa minutos del España-Inglaterra -más los quince minutos del descanso- España, nuestra querida España, estará unida. España, nuestra querida España, será una única nación. Un sentimiento que solo el fútbol genera en este país.

Me atrevería a decir que ni las elecciones (sean las que sean) pueden despertar ese sentimiento de unidad (tal vez Nadal y Alcaraz). Eh, y tiene mérito que lo hagan once hombres jugando con un balón en pantalón corto.

No los juzgo. Ellos no tienen culpa. Si de algo son culpables es de unir a un país que desgraciadamente (por culpa de algunos políticos) no es capaz de jugar en equipo para que España triunfe en otros ámbitos.

No quiero dejar pasar esta oportunidad para alegrarme de ver a una Roja menos blanca, con jóvenes jugadores que con su color de piel y rasgos visibilizan la realidad de España: un país cada vez más multiétnico y que queda reflejado en los jugadores Nico Williams y Lamine Yamal. Eso también es avanzar y meter un gol al racismo y a los partidos de extrema derecha y su demagogia política.

Vox se rasga las vestiduras y amenaza con romper gobiernos con el PP por no aceptar el reparto por las diferentes comunidades autónomas (incluida Castilla-La Mancha) de los inmigrantes menores de edad no acompañados. Y el PP sigue jugando a dos bandas, sin un color definido y con con el cambio de camisa por bandera.

Un apunte: en las redes sociales como X (antigua Twitter), los primeros en celebrar y las victorias españolas y darse golpes de pecho suelen ser los dirigentes del partido de Santiago Abascal. Los mismos que consideran que inmigración es el equivalente a robos, violaciones... ¿Pensarán ahora lo mismo?

No olvidemos que los padres de Nico Williams entraron ilegalmente a España, saltando la valla de Melilla (con la madre embarazada). También conviene recordar que Lamine Yamal, es el hijo de un marroquí y una guineana.

Y volviendo a la Eurocopa, si quiero que España gane. Pero también quiero que España gane Eurovisión, otro evento televisivo que también sienta frente al televisor a millones de españoles, pese a quien le pese. Aunque ese es otro cantar. ¡Viva España!

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