El acuerdo entre PP y PSOE para la renovación de los vocales que les corresponde elegir a los políticos en el Consejo General del Poder Judicial cierra un melón podrido que es más importante de lo que creemos.
Y no lo digo porque se haya demorado cinco años en el tiempo y que los socialistas le echen la culpa al PP de ello sino porque esa circunstancia ni siquiera debía haberse dado.
Todo este problema actual, y así lo asumió en un artículo publicado en El País allá por 1990 titulado ‘Yo tuve la culpa’, lo creó el diputado vasco Juan Mari Bandrés que encabezó una enmienda para que 12 de los 20 vocales del Consejo judicial se eligieran en el Congreso y en el Senado, es decir, por los políticos.
En la España de hace 34 años todo seguía bajo sospecha y la Justicia de este país no era excepción. Se consideraba a los jueces de pensamiento mayoritariamente conservador y esa fue la forma elegida para ‘equilibrar’ el pensamiento político de la Judicatura.
Ahora, muchos hablan de que los jueces sean los que elijan a los jueces, pero… ¿para qué? ¿Para que la interpretación de las Leyes siga siendo tan amplia como la coloración del arco iris
Si no, díganme cómo nos explicamos que las últimas Leyes aprobadas en este país sean de tan dispar aplicación por unos u otros titulares de los juzgados. ¿Será porque se mueven los hilos de la Justicia como contrapoder? Es algo que afecta a los políticos y por eso tienen miedo pero también a cualquier ciudadano. Una decisión judicial incorrecta te cambia la vida.
Como dicen un buen amigo mío letrado, ¡qué limitada es la Justicia en España!