La crisis agrícola en la Región de Murcia ha resultado en la pérdida de más de 300 millones de kilos de limones sin cosechar, lo que tiene graves implicaciones en una región que ya enfrenta el riesgo de desertificación y depende del agua del Trasvase Tajo-Segura para su sustento.
Esta cantidad de limones sin recolectar representa la pérdida de una huella hídrica significativa, con 136 hectómetros cúbicos de agua utilizada, de los cuales más de 62 hm³ provienen del agua de riego y del Trasvase Tajo-Segura y que equivaldrían al consumo total durante 6 años de la ciudad más grande de Castilla-La Mancha, Albacete, con 200.000 habitantes.
La cantidad de agua desperdiciada supera los últimos envíos autorizados a través del trasvase, lo que subraya aún más la magnitud del problema. Además, si consideramos el agua destinada al riego en toda la región del Levante español, esta cifra equivaldría a más de ocho meses de suministro a través del trasvase, cercano a los nueve meses en algunos casos.
El análisis también revela la huella de carbono asociada, estimada en 90.000 toneladas de CO2, lo que indica las emisiones de gases de efecto invernadero generadas durante la producción de los limones. Esta situación se atribuye a una sobreoferta provocada por la rápida expansión de plantaciones en los últimos años.
La situación es aún más preocupante debido a la oleada de plantaciones de limoneros en los últimos años, lo que ha exacerbado la situación de sobreoferta y desperdicio. En este contexto, es urgente tomar medidas para promover una agricultura más sostenible y responsable en la región.
Estos datos revelan la urgencia de una gestión más eficiente del agua en la Región de Murcia.