“Todo lo malo es susceptible de empeorar” o “si algo malo puede pasar, va a pasar”. Edward Aloysius Murphy fue un ingeniero aeroespacial estadounidense que falleció en el año 1990 y es el Murphy de sus propias leyes y al que todos aludimos cuando vemos algo obvio, algo imposible de evitar.
Vamos, que tampoco era un genio el tal Murphy porque lo único que utilizó fue la lógica, algo así como todo lo contrario a lo que están haciendo los independentistas con el gobierno de Pedro Sánchez.
El otro día le pedían controlar la inmigración desde Cataluña como cosa loca y se lo aceptaron. Los memes de la repetición de la final de la Supercopa no tardaron en salir pero de ahí a decretar que, por ejemplo, la tortilla de patatas lleve piña… hay un pasito.
En fin, que la pornografía política que nos están enseñando catalanistas y sanchistas está derivando en sadomasoquismo aunque el azote sea en nuestras nalgas. El aperturismo sin medida para que el libertinaje sea la tónica general resulta peligroso. Ya no sólo son Felipe González o Feijóo, es que cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta de lo que está pasando.
Mientras, por estas tierras, Paco Núñez tira de largo para criticar a Page y su viaje a China sin reparar que su jefa Cospedal visitó la tierra de los chinos hace justo 10 años.
Los de VOX hacen recuento de filas nacional de cara a su renovación pero David Moreno no aparece. Eso sí, tienen la poca vergüenza de anunciar su abstención para erradicar el término disminuído de la Constitución. Otro ejemplo, como lo de los catalanistas, de decir lo que les parezca mejor aunque sea una locura.
Termino con dos frases que me han gustado y sorprendido, por este orden, en las últimas horas. La cita de Jorge Ponce en el programa La Resistencia de Movistar: “La gente que fluye, que no se estresa y que dice que después ya veremos. Esa gente que fluye es la que deja el marrón a los demás”. Hay algunos sentados en sillones nobles que se encontraron con el despacho por casualidad hace poco. Otros llevamos aquí ya mucho tiempo viendo pasar a personajes como ellos.
Claro que siempre nos quedará Isabel Díaz Ayuso, que ha tirado de largo con su “los jóvenes prefieren no trabajar” en una nefasta generalización que insulta a quienes quieren ganarse el pan laborando. No le niego que haya vagos, pero no hable de todo el mundo porque tendríamos, entonces, que revisar su curriculum. No sea tan mala doña Isabel.