OPINIÓN

Nuestro hijo de puta

Escrita por el Director de La Voz del Tajo, Alberto Retana

Carta del Director

Escrita por el Director de La Voz del Tajo, Alberto Retana

Alberto Retana | Miércoles 20 de diciembre de 2023

Este pasado mes de agosto fallecía Ramón Lobo, un ilustre periodista, reportero de guerra y escritor entre los que ha dado este país. Lobo siempre aplicó el principio de la realidad para todo lo que encontró a su alrededor, hasta para enfentarse al cáncer que lo mató. Siempre dijo que a las cosas hay que llamarlas por su nombre y elogio su forma de verlo.

Ramón Lobo publicó un reportaje en El País allá por 2009 titulado ‘Los dictadores no juegan al póquer’ en el comenzaba aseverando que “No siempre es fácil distinguir a un dictador”. Y a fe que es así.

En su texto hablaba de la confusión que podemos sufrir al fijarnos en ciertos dirigentes y citaba al presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt cuando se refería al nicaragüense Somoza: “Sí, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Años más tarde Henry Kissinger diría lo mismo de Pinochet en una similitud tan flagrante como bochornosa.

Y por qué, preguntarán ustedes, ¿a qué viene esto? Me suena el relato de Ramón Lobo y sus citas –salvando las distancias de los delitos de sangre– a lo que hoy vivimos, a la extrema polarización que existe en nuestra sociedad.

La gente ya no distingue al buen político del inútil, aunque el inútil sea tan manifiesto que no sepa ni contar con los dedos de la mano.

Ya puede estar deseando uno que cuelguen por los pies a aquel que otro proponer el atornillamiento de la Constitución hasta exprimirla por completo. Siempre habrá una legión de fanáticos detrás de ti, los incondicionales, ‘nuestros incondicionales’.

Y mientras esa infantería de orcos anónimos con cara desfigurada, semblante cobarde y parda piel escondida tras cualquier pedrusco siga alimentando la hoguera no habrá posibilidad alguna de entendimiento. Mientras tengamos incendiarios en las cúpulas políticas España le seguirá dando la razón a Bismarck: ‘el país más potente del mundo porque llevan siglos enfrentándonse y aún no se han destruído. El día que se pongan de acuerdo, dominarán el mundo otra vez’.

Acabo con otra frase de mi admirado Ramón Lobo, “me parece increíble que me hayan pagado por un trabajo que me ha gustado desde la primera entrevista”. Pues eso, yo también soy un poco ‘Lobo’.


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