El pasado martes se registraron temperaturas de récord para un mes de diciembre en la península, con 29,9ºC en el observatorio de Málaga, pero el tiempo ya ha comenzado a cambiar previa llegada de la Navidad.
Samuel Biener, experto de Meteored, adelanta la previsión meteorológica. En España, la nieve suele caer principalmente en las cordilleras a lo largo de estas fechas, pese a que en el último mes del año las temperaturas son frías en gran parte del territorio. De acuerdo con el modelo de Meteored, se espera que durante la semana de Navidad predomine una situación anticiclónica.
CUÁL ES LA PROBABILIDAD DE QUE LLUEVA O NIEVE. Se prevén altas presiones con temperaturas que podrían quedar por debajo de la media de las fechas en buena parte de la Meseta Sur y en los grandes valles peninsulares. En el caso de Canarias, Menorca y las principales cordilleras, las temperaturas estarán por encima del promedio de la época. Aunque se espera que predominen las altas presiones, los valores diurnos estarían bastante contenidos. Quizá algún día se superen o rocen los 20 ºC en puntos de la mitad sur.
Cabe esperar la formación de nieblas, especialmente en los valles, localmente densas y persistentes. También las noches serían frías, sobre todo en zonas bajas, debido a que las condiciones serían propicias para las inversiones térmicas, con heladas de cierta intensidad.
En cuanto a las precipitaciones, no harán acto de presencia en buena parte del país por Navidad, y sólo en el norte podrían producirse por el paso de algunos frente. Esta situación sería desfavorable para muchas estaciones de esquí porque, con este escenario, la probabilidad de que nieve es baja.
Además, el estancamiento del aire y la ausencia de precipitaciones durante varias jornadas consecutivas favorecería la aparición de boinas de contaminación en grandes ciudades y en áreas metropolitanas.
Es pronto para concretar la situación pero desde Meteored se prevé que la situación se mantenga sin grandes cambios hasta Nochevieja y Año Nuevo, aunque las altas presiones podrían debilitarse en el Atlántico Norte. Las temperaturas se normalizarían en valles del interior peninsular situándose por encima de la media en el resto del territorio. Las precipitaciones evolucionarían de forma similar, con una posible normalización de norte a sur a principios del nuevo año.