El sol está atravesando el máximo solar de su ciclo número 25, lo que aumenta la probabilidad de que las tormentas solares interactúen e influyan en nuestra sociedad. ¿Es consecuencia del cambio climático? ¿Qué puede desencadenar? Desde La Voz del Tajo hemos podido hablar con el investigador Víctor Manuel Sánchez Carrasco, de El Puente del Arzobispo (Toledo) —premiado por la Unión Europea de Geociencias (EGU) como “Científico de Carrera Temprana Sobresaliente 2022”— quien nos ha despejado todas estas dudas.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la actividad solar aumenta y disminuye en ciclos de aproximadamente 11 años, esto quiere decir que en ese periodo de tiempo en el sol van apareciendo manchas solares y cada vez es un número mayor hasta que alcanza un máximo. Pero, ¿qué es una mancha solar? Es simplemente una zona oscura que aparecen en la superficie del sol, aunque realmente están a 4.500 grados, se conocen como “regiones más frías del sol”, el resto de la superficie está a 6.000 grados y el interior o la atmósfera a millones de grados.
Tienen una duración de pocas horas las más pequeñas hasta incluso meses las más grandes, normalmente están por grupos —si quieres ver las imágenes del sol a tiempo real pincha aquí—. Se forman cuando los campos magnéticos del interior del sol salen a través de la superficie y “hacen un hueco”, es decir, inhiben el calor que hay allí y bajan su temperatura, por eso se puede ver más oscura. “Si nosotros cogiésemos una mancha solar y la ponemos en el cielo sería diez veces más brillante que la luna”, explica Víctor Manuel Sánchez.
El número de manchas solares nos da una idea de la actividad que tiene el sol, cuanto mayor es el número, más activo es el sol y un sol activo quiere decir que puede provocar más tormentas solares y tener mucha más influencia en la tierra. La clave es que afectan mucho a las tecnologías que tenemos, por eso es muy importante observarlas, estudiarlas e investigar cuándo se pueden producir, aunque sea difícil, y una vez que se ha producido saber si vienen directamente a la tierra, etc.
“En cualquier momento podríamos tener una tormenta solar gorda que podría afectarnos de alguna manera”, asevera el investigador. Los efectos se producen más hacia las zonas de los polos, que es por donde primero entran las partículas y por donde apuntan las líneas del campo magnético de la tierra. ¿Cuáles son las consecuencias?
Cuando llega una de estas tormentas solares podemos tener varios problemas con las comunicaciones, con las señales de GPS, con cortes de suministro eléctrico en tierra —ya que estas partículas provocan corrientes inducidas en los cables de alta tensión—, así como también pueden producir corrosión en tuberías transatlánticas. Además, cuando éstas se producen los astronautas se tienen que poner “a salvo” en la nave, ya que les puede llegar mucha radiación. Los aviones también se pueden ver afectados por este fenómeno aunque, según el Víctor Manuel Sánchez, “actualmente cuentan con un indicador de tormentas solares por si tuvieran que desviar el vuelo”.
Según ha explicado el científico de Puente del Arzobispo el aumento de manchas solares y el cambio climático “son cosas absolutamente independientes”. Para entenderlo mejor, explica que a mitad del siglo XX hubo un superciclo de actividad solar y sin embargo la temperatura solar fue mucho menor de la que tenemos ahora.
“La actividad solar está completamente desligada de las temperaturas de la tierra”
“Lo que afecta más al cambio climático es el sistema dinámico complejo que tiene nuestra atmósfera y el montón de gases de efecto invernadero que hay en ella”, asegura. Además, explica que la cantidad de radiación que nos llega entre un máximo o un mínimo de actividad solar es de un 0’1%, “algo insignificante”.
Según Víctor Manuel Sánchez “este ciclo solar en particular —el cual empezó en diciembre de 2019— no va a ser un ciclo grande, sino que el valor del índice para la máxima amplitud estará en torno a 130/135 manchas solares”.
Lo importante de este índice es que se tiene una serie de más de cuatro siglos, desde que Galileo y sus contemporáneos empezaron a hacer las contemplaciones de manchas solares. “Tener un índice de más de 400 años es muy importante porque de esa manera podemos entender mejor cuál es el comportamiento del sol a largo plazo”, asegura el científico.
Una de las primeras primeras observaciones de manchas solares que se hicieron con telescopio
El investigador también ha contado que “normalmente si tú quieres ver auroras boreales tienes que ir a Islandia, Noruega, Finlandia… pues cuando hay una tormenta solar las auroras el óvalo auroral —que es la luz de la aurora que está en torno al eje de la tierra— puede bajar incluso hasta nuestras latitudes.
España tiene registros de algunos casos de auroras boreales. A finales del siglo XVIII se pudieron observar dos auroras en el municipio toledano de Gerindote. En 1770 hubo una tormenta solar intensa en la que se vieron auroras boreales en todo el territorio nacional, e incluso en Canarias. En 1859 se produjo la mayor tormenta solar registrada y se vieron auroras boreales hasta cerca del Ecuador, en Cuba, Colombia...
Por último, Víctor Manuel Sánchez ha contado a La Voz del Tajo una serie de ejemplos de tormentas solares pasadas que experimentó nuestro planeta Tierra.
En marzo de 1989 la región canadiense de Quebec se quedó sin luz a causa de una tormenta solar, donde se produjeron unas corrientes inducidas en el sistema eléctrico de la planta hidroeléctrica en la que se fundieron los transformadores y dejó sin luz a toda la población. En volver a suministrar electricidad a la región no tardaron mucho, uno o dos días, pero arreglar todo el tendido eléctrico y todos los problemas que causó la tormenta solar en la central y en los transformadores se valoró en miles de millones de dólares.
En mayo de 1967, cuando estaban en plena guerra fría Estados Unidos y la Unión Soviética, EEUU se quedó sin señales de radar y tuvieron problemas en las telecomunicaciones, algo que era importantísimo para ellos por si les venía algún ataque de territorio enemigo. Los estadounidenses pensaron que fue una maniobra de la Unión Soviética, por lo que se dio la orden de ponerse en modo ataque, pero gracias a que el ejército de Estados Unidos pocos meses antes empezó un programa de observación solar se dieron cuentas que los problemas que tenían fue porque se había producido una tormenta en el sol, por lo que pararon la ofensiva. “Si no se llegan a dar cuenta de eso podríamos estar hablando de una posible tercera guerra mundial”, asevera el científico.
La mayor tormenta solar que se ha registrado fue en 1859 —mencionada anteriormente—, se conoce como el Evento Carrington, y en esa época la única tecnología que había era el telégrafo, el cual sufrió unos problemas tremendos al fundirse el termo de todos ellos.
En 2003 hubo una tormenta potente conocida como la tormenta solar de Halloween. En la imagen podemos observar —arriba a la izquierda— el aspecto que tenía el sol, tal y como lo vemos nosotros, y podemos apreciar algunas manchas que pueden ser incluso más grandes que nuesrro planeta. Arriba a la derecha podemos ver el sol con un filtro y vemos un destello grande que hay en el centro que fue el momento exacto de dichas tormentas solares, ya que hubo varias seguidas. En las fotografías de abajo podemos ver cómo sale proyectada la gran nube de plasma desde el sol.
Por último, en febrero del pasado año 2022, 50 satélites Starlink de la empresa Spacex de Elon Musk estaban en órbita cuando se produjo una tormenta solar y debido al rozamiento de las partículas del sol con dichos satélites, de los 50 que se lanzaron, cuarenta fueron para abajo, suponiendo muchas pérdidas para la empresa. “Una tormenta solar con la tecnología que tenemos ahora puede afectar a nuestro planeta y dejar pérdidas económicas considerables”, concluye Víctor Manuel Sánchez.