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El arzobispo de Toledo visita la Basílica de Guadalupe de México

Don Francisco Cerro Chaves, arzobispo de Toledo. (Foto: Archidiócesis de Toledo).

RELIGIÓN

Don Francisco Cerro celebrará una misa allí el próximo 3 de septiembre

Samu Rodríguez | Jueves 31 de agosto de 2023

Desde finales de este mes de agosto, el arzobispo de Toledo, don Francisco Cerro Chaves, se encuentra en México para visitar a la Virgen de Guadalupe en el santuario del Cerro del Tepeyac, conforme a lo dispuesto en el documento de Hermanamiento entre la basílica de Santa María de Guadalupe, de México, y la basílica de Ntra. Señora de Guadalupe, patrona de Extremadura, firmado, el pasado 13 de febrero, por el Sr. Arzobispo y monseñor Carlos Aguiar Retes, cardenal-arzobispo y primado de México.

Este acto de profunda comunión entre los devotos de ambas apariciones de la Santísima Virgen, unidas bajo una común advocación, se rubricó en el Monasterio extremeño, bajo la atenta mirada de la Virgen Morenita de las Villuercas, en el marco de la Santa Misa del mediodía, a la que asistieron, además de los Arzobispos citados, una docena de Obispos (entre los que se encontraban todos los de la Provincia Eclesiástica de Extremadura) y numerosos sacerdotes, religiosos y laicos nacidos a uno y otro lado del Atlántico.

El hermanamiento entre ambos santuarios tenía como fin “promover y divulgar el amor a la Beatísima siempre Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, invocada en México y en España con este nombre singular: Guadalupe”. Y los compromisos adquiridos por los arzobispos de México y Toledo tienden también al fomento del conocimiento de ambas apariciones entre mexicanos y españoles.

Para ello, acordaban celebrar el 6 de septiembre, fiesta litúrgica de la Virgen de Guadalupe, de Extremadura, en la basílica del Tepeyac, y celebrar aquí la fiesta de la Virgen de Guadalupe de México el día 12 de diciembre. Que la Virgen extremeña recibiera culto en la nacional basílica mexicana y que la Santa Tilma con la imagen de Santa María sea venerada también en la basílica de la Puebla de Guadalupe. Y que, en ambos santuarios, se rece por los pueblos hermanos de México y España.

La primera parte de este hermanamiento quedó concluida con la visita de don Carlos Aguiar Retes el pasado mes de febrero a la basílica española de Guadalupe, donde celebró la Santa Misa, firmó el documento de fraternidad y regaló al santuario una réplica auténtica de la Tilma de San Juan Diego en la que aparece milagrosamente reflejada la imagen de la Virgen.

La segunda parte de este acontecimiento eclesial y de comunión entre los devotos de ambas apariciones se está cumpliendo ahora con la visita de don Francisco Cerro Chaves al santuario de la Virgen de Guadalupe de México. Desde finales del mes de agosto, el Arzobispo, acompañado por don Raúl Muelas Jiménez, provicario general de Toledo, y por don José Alberto Rugeles, vicepresidente del Foro de Laicos de España, está en México para visitar a la Virgen de Guadalupe en el santuario del Cerro del Tepeyac, encontrarse con el Cardenal primado de México y celebrar allí la Santa Misa. En esta visita, don Francisco lleva como regalo un cuadro con la imagen de la Morenita de las Villuercas, obra del pintor malagueño Raúl Berzosa, para que pueda venerarse en el espacio sagrado de la gran basílica mexicana.

Un momento especial de este encuentro de comunión guadalupense ha sido la visita que don Francisco Cerro realizó al complejo guadalupano, el 29 de agosto. Allí recorrió la antigua basílica, la capilla de Indios, el templo y antiguo convento de Capuchinas y la basílica nueva en la que se encuentra la imagen de la Virgen de Guadalupe. El Arzobispo de Toledo tuvo la oportunidad de acceder al Camarín de la Virgen para rezar junto a la Tilma de San Juan Diego.

El momento central de la visita fraterna del Sr. Arzobispo de Toledo a la ciudad de México será la Santa Misa que el Primado de México y él concelebrarán en la basílica de Santa María de Guadalupe, el próximo domingo día 3 de septiembre, a las 12 del mediodía. A esta celebración acudirán también el cardenal arzobispo emérito de México, monseñor Norberto Rivera, los obispos auxiliares de la sede metropolitana, varios obispos de diócesis cercanas, el cabildo de la basílica, el rector de la Universidad Anahuac, Operarios del Reino de Cristo venidos desde distintos lugares de la república mexicana, los Heraldos del Evangelio, la encargada de negocios de la embajada y el cónsul general de España ante los Estados Unidos Mexicanos, así como numerosas instituciones y fieles que tienen relación con España, con Extremadura y con la Archidiócesis de Toledo.

Don Francisco Cerro también está aprovechando el viaje a México para predicar una tanda de ejercicios espirituales a las Siervas Guadalupanas de Cristo Sacerdote, visitar el santuario de la Quinta Aparición de la Virgen de Guadalupe, encontrarse con algunos sacerdotes diocesanos de Toledo, presidir la Eucaristía del primer sábado de mes en la parroquia de San José y algunas actividades más de carácter pastoral.

LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LAS VILLUERCAS, QUE SE VENERARÁ EN LA MEXICANA BASÍLICA DE GUADALUPE

El Arzobispo de Toledo ha regalado al Cardenal Primado de México, un cuadro al óleo, de 1 m. x 0,73 m., obra del afamado pintor malagueño Raúl Berzosa, que pasará a formar parte del patrimonio artístico de la basílica de la Virgen de Guadalupe, de México.

En el cuadro aparece representada la imagen de la Virgen de Guadalupe. Esta reproducción realista de la imagen de la “Morenita de las Villuercas” permite reconocer desde un primer momento a la Patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad: su rostro sereno y bello, y su inconfundible color caoba..., su mirada materna y su Hijo Jesucristo Niño en el brazo izquierdo. Está ataviada con uno de sus mantos más característicos con la que tantas veces aparece antes sus fieles: blanco con bordados en oro.

Detrás de la imagen de Nuestra Señora se alza su santuario extremeño, que es “casa de María y hogar de sanación”. Y en torno a él, la Puebla de Guadalupe, localidad que surgió al amparo del primer santuario y que ha crecido hermosa a lo largo de los siglos hasta convertirse en uno de los pueblos más bellos de España.

El pintor ha querido que, en el cuadro, a los pies de la imagen de la Virgen, aparezca la pila bautismal del Real Monasterio en la que recibieron las aguas de la regeneración en Cristo los dos primeros indios americanos que acompañaron a Colón tras su segundo viaje en 1498: Cristóbal y Pedro. La Virgen de Guadalupe, de España y de México, es luminaria de Evangelización para los pueblos hermanos.

Arropados por el manto de Nuestra Señora aparecen dos ángeles niños que sostienen dos cintas en sus manos. El de la derecha, una tela de color rojo que hace alusión a la Sangre que nos salva, a la Eucaristía que nos alimenta y al testimonio que se nos pide hasta dar la vida por Cristo. El ángel de la izquierda sostiene una tela de color blanco, signo del bautismo y de la efusión del Espíritu Santo, que nos regala una nueva vida. Pero también de esa tela blanca salen las rosas de María, como salieron de la Tilma de San Juan Diego, y aparecen apuntados los rayos que rodean a la sagrada imagen de Santa María que aparece retratada en el ayate. Guadalupe, un sólo nombre para dos apariciones distintas de la Madre de Dios.

Los bellos angelitos del cuadro son mestizos para recordarnos lo que nos decía el Papa Francisco en el mensaje con el que se unió al hermanamiento entre ambos santuarios el pasado día 13 de febrero: Guadalupe es “una advocación milenaria que, ya en su raíz etimológica, nos habla de mestizaje, de encuentro con Dios y con los hombres”.

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