La sesión de investidura de las cortes parece poner en marcha la legislatura y el curso político. Sin duda lo vivido en el congreso de los diputados evidencia algunas cosas sobre la pluralidad y la madurez democrática de nuestro país.
Lo primero que parece estar bastante claro es que al PP no le quiere nadie que no sea del PP, esto por tanto es aplicable a sus candidatos. Y si yo fuese Feijoo me lo haría mirar. Era el miércoles cuando el propio Pedro Sánchez pedía al máximo responsable del PP que no comprometiera al jefe del estado, amagando movimientos de números imposibles para la investidura, porque no tendría los apoyos suficientes. Y han bastado un par de días para ver que el bloque de la izquierda se mantiene firme. Y ya sabemos lo que suma, 178 escaños, con la expectativa cierta de sumar el de Coalición Canaria. Mientras que la derecha de debilita, escenificándose la ruptura entre PP y VOX, porque a lo que aspiraba la ultraderecha es a sillones de poder en la mesa del congreso, después de quitarse de en medio para que el PP conformase gobierno.
Y es que si rebuscamos el origen de una buena parte de la masa social de VOX la encontramos en el Partido Popular, que abandonaron igual que hacen ahora. Y no vayan a pensar que no son conscientes que le están haciendo un roto a Feijoo, que se lo están haciendo a propósito. Complicando la existencia al Jefe del Estado, contribuyendo al descredito de las instituciones y mermando las posibilidades y la credibilidad de Feijoo para ser presidente.
No hemos dejado de escuchar hablar de deslegitimidades, de concesiones y chantajes, pero, si ponemos los pies en el suelo y analizamos la situación con calma, el independentismo no ha conseguido ningún avance con los gobiernos del PSOE. No se ha producido ninguna cesión desde que los independentistas de Puigdemont y el PP de Rajoy saliesen a palos poniendo en peligro la convivencia entre los españoles. Y lo que se han necesitado han sido muchos años y muchos procesos judiciales para reconducir la situación de Cataluña.
Pedir el reconocimiento a Europa de las lenguas cooficiales de España estando reconocidas en la Constitución, no se me antoja motivo de escándalo para aquellos que gritaban lo de” Pujol enano, habla castellano” a las puertas de Génova 13.
Pero España es un estado diverso conformado por diferentes formas de sentir y pensar, de vivir. Y cada vez estoy más convencido de que acierta quien hace converger las sensibilidades, las percepciones, las opiniones y los votos de los españoles, que han determinado que desde distintas posiciones políticas no se quiere un giro a la derecha porque supone un retroceso. Y aquello tan manido que decían alguno que ya son ex presidentes de que “hemos entendido lo que las urnas han querido decir” hoy lo está entendiendo una generación de políticos que si asumen la responsabilidad de gobernar y no la de haber gobernado.
La flamante Presidenta del Congreso de los Diputados ha hablado de la España real, de la de la gente y sus problemas. La España de buscar soluciones. La España de la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad. La España que quiere acabar con la violencia de genero. La España de las mujeres y los hombres que trabajan a diario para seguir adelante y ser mejores. La España que mejora sus datos económicos. La España que gana en derechos. La España que vive y que convive dentro de las fronteras e integrada en Europa. La España que es capaza de hablar sin que las distintas lenguas sean un obstáculo para entenderse.