Hay mitos que se instalan en la Historia —dicho con toda precaución en mayúscula— y el nombre de Goyo Manzano en uno de ellos en la del fútbol de Talavera de la Reina y en el que se instalan ya 75 años del fútbol organizado —federado— según consta en los datos oficiales y estadísticos de los organismos correspondientes y las diferentes hemerotecas de nuestros medios de comunicación— a través de las diferentes denominaciones del club más representativo de la Ciudad de la Cerámica. Son los años transcurridos desde el legendario CD Talavera hasta este CF Talavera de la Reina SAD actual y en el que se acumulan historias diversas, en muchas de ellas bajo el protagonismo del CD San Prudencio, que jugó un papel fundamental en varias etapas.
¿Por qué el nombre de Gregorio Manzano, se preguntarán muchos de ustedes? La respuesta no se hace esperar: porque bajo su estancia en el banquillo de los blanquiazules fue quién más cerca ha estado de conseguir el mayor hito histórico en lo deportivo de nuestro fútbol: quedarse a las mismas puertas del ascenso al fútbol profesional español, la Segunda división. Un banquillo que ha tenido como inquilinos a destacados y laureados entrenadores como nuestro Javier García-Verdugo, Juanjo, Felines, Díaz Pablo, Praditos, los también nuestros Iglesias, Bernabé y Trigueros, Caturla, Fran Alcoy y hoy un Pedro Díaz que, aunque él no nos lo haya dicho, aspira a conquistar los laureles de un entrenador giennense que fue su padrino futbolístico.
Sí y conviene recordarlo aunque estoy convencido de que a Pedrito no se le ha olvidado. Porque nos estamos refiriendo a la temporada de 1996-1997, primera campaña en la que Manzano —tras relevar a Felines en el banquillo, del que ya se había hastiado el presidente Ignacio Valero— asumía el reto de conseguir el ascenso tras disputar el play-off, que conseguiría precisamente el equipo del que procedía, su Real Jaén. Y es que a Goyo le costó tiempo ensamblar un equipo casi nuevo en su totalidad —que le había confeccionado su amigo Emiliano Rodríguez Compaíns, que fuera a principios de los años setenta jugador del Talavera y conocido entre nosotros como “Polvorón”— con incorporaciones como las del portero Alejandro, Cardoso, Ballesteros, Titi Arellano, Pedro Morilla, Borja, Engonga, Checa, Fran Rivera, Canito, Rúa, José Ángel y varios más. No acababa de afinar la batuta del juego un Manzano que en los albores de la temporada tuvo que escuchar algunos pitos en el Prado, a pesar de las exquisiteces de un José Luis Ballesteros Arienza que lograba goles espectaculares y llegaba al Prado desde la Cultural tras haber militado en la máxima categoría con el Sporting de Gijón en dos etapas diferentes.
Las dudas y preocupaciones del técnico andaluz, sobre todo por la falta de gol de sus hombres de área —el centrocampista Ballesteros con 12 tantos sería el máximo goleador—, le llevaron a fijarse en las categorías inferiores donde varios chicos talaveranos comenzaban a sobresalir en la faceta goleadora. Y aquí estaba nada más y nada menos que Pedrito, un menudo delantero que, tras sus inicios en la UD Talavera y su frustrado paso por el Juvenil B del Atlético de Madrid, le habían “devuelto” a nuestra ciudad y en concreto al CD San Prudencio que magistralmente administraba Ángel Bernabé. Los chicos de don Pablo Mela se salían y Pedro Díaz acumulaba goles y goles jornada tras jornada. Igualmente, aunque con poco protagonismo, Goyo se fijaría en otros canteranos como el velaíno Sergio o Rubén Tornero, un año menor que Pedrito.
Una formación del San Prudencio de Bernabé en 1996 donde militaba Pedrito, marcado con un círculo, y en la que también aparecen Rubén Tornero, arriba a la derecha, y Sergio, penúltimo agachado a la derecha que también debutaron ese año en Segunda B con Gregorio Manzano
Consciente de que había que acallar determinadas protestas de las gradas y buscar algún aliño a la faceta realizadora del conjunto, Manzano se vería obligado pronto a buscar recursos entre los que podían alinearse sin la obligación de cumplimentar licencias federativos. Y el primero de ellos sería Pedrito, que en la jornada 12 de la liga sería convocado para el choque entre el Talavera CF y el Real Oviedo B. Un gran día, sin duda, para el actual entrenador de los blanquiazules cuando Goyo le mandó calentar y corretear por la banda de tribuna preferente ante los aplausos de un buen número de aficionados. Era el domingo 17 de noviembre de 1996 y el menudo talaverano saltó al terreno de juego en el minuto 84 de partido para ocupar la plaza de Checa —Aurelio Manuel Anguita— y protagonizar un par de acciones que hicieron sonar las palmas de la grada. El equipo ganó por 2-1 al filial ovetense y comenzó la escalada que al final de temporada le clasificaron como 2º tras el Sporting de Gijón y disputar el play-off, que como habíamos apuntado se adjudicaría el Real Jaén, con el Talavera en segunda posición, Aurrerá tercero y Figueres en cuarta.
Pedro Díaz volvería a ser convocado por Manzano la semana siguiente para el partido a disputar en Madrid frente al CD Carabanchel, que se saldó con un 0-2, sustituyendo de nuevo a Checa. Posteriormente volvería al filial prudencista de Bernabé para seguir marcando goles. Y aunque Goyo Manzano seguiría una campaña más al frente del Talavera CF, el destino de Pedro Díaz en esa misma sería Cebolla con el Pitu Rosado ya como entrenador y en donde contribuyó con sus goles a mantener al equipo en Tercera, algo que hubieron de sudar los de José Ramón Madrid hasta la última jornada. Y Goyo escribiría la mejor historia de nuestro fútbol en esa temporada de 1997-98 con el frustrante final de Beasain. Son muchos los aficionados que aún no han podido asimilar aquel “trágico” suceso deportivo. En la siguiente Goyo marcharía a Toledo para comenzar a forjar su prestigioso curriculo como entrenador profesional al más alto nivel. Por su parte Pedrito comenzaría su andadura como futbolista profesional por diferentes equipos como Novelda, Talavera, Linares, Ceuta, Puertollano y colgar las botas en 2017 en su CF Talavera.
El hoy entrenador blanquiazul, con dos ascensos con el juvenil y el filial blanquiazul en su corta trayectoria, desde que ocupara la plaza de Rubén Gala estoy convencido de que quiere reescribir la historia de su padrino Manzano y completar lo que el bueno de Goyo no pudo. Para ello ha de cumplimentar un primer paso. Devolver esta campaña al conjunto blanquiazul a la 1ªRFEF que se perdía el pasado ejercicio y después convertirse en leyenda si al término de la campaña 2024-25 este CF Talavera de la Reina SAD alcanza el profesionalismo. Son muchísimos los aficionados blanquiazules que hoy duermen y se despiertan con esa ilusión.
Pedro Díaz Muñoz y nuestro Ciego del Berrenchín o Igroso en una imagen reciente
La Voz del Tajo ha querido conocer la impresión de Gregorio Manzano sobre la situación actual del CF Talavera y el futuro más cercano con su pupilo, Pedro Díaz, en el banquillo y para eso hemos contactado con él.
El mister que llevó los colores blanquiazules a las más altas cotas deportivas lo tiene claro: “hay que olvidarse del descenso de la última campaña porque no podemos obviar que el Talavera compitió en una categoría y en un grupo muy complicado y todo aderezado de improvisación obligada por las circunstancias federativas”.
Abunda el entrenador jienense en las virtudes de Pedro, al que él hizo debutar con la casaca blanca y azul, porque “siempre ha demostrado el amor al club y su profesionalidad. Esta temporada es normal que se espere mucho del equipo pero es necesario, perentorio incluso, el apoyo de la ciudad y la afición, como siempre lo ha hecho cuando hemos paseado el nombre del club por todo el territorio nacional. El Talavera es una referencia del fútbol castellano-manchego y es respetado a nivel de todo el país. Ese es un valor que debemos seguir fomentando y que Pedro sabrá, a buen seguro, continuar defendiendo”.
Concluye Manzano con la demostración de su estima a la ciudad y al club que dirigió a finales del pasado siglo sin dejar lugar a la duda, “sigo con regularidad al Talavera porque guardo mucho cariño de la ciudad y su gente. Y estoy seguro que con el apoyo suficiente y la profesionalidad de su entrenador las metas llegarán”.
En este epílogo, amigo Pedro, sólo me cabe desearte suerte en un cometido que hoy, supongo, se inicia con un proyecto sellado por vos. Y el día de mañana me gustaría escribir palabras similares a las que dedicamos a tu “padrino” Goyo Manzano en su despedida de Talavera en esta Voz del Tajo que cumple 45 años de vida: “gracias Goyo por todo; por haber creado una nueva forma de sentir el fútbol; por haber ilusionado a Talavera con este deporte. Por haber sido humilde, objetivo y trabajador”. Habrá sido, para mí siempre serás Pedrito, una muestra inequívoca de haber superado a uno de tus mentores como futbolista ahora como entrenador, y si por tus aptitudes y actitudes —de los valores nadie podrá tener la menor duda— avanzas escalones en lo personal, habrá sido por tu esfuerzo, tu trabajo y tu dedicación sin reservas, ya que en este fútbol actual nadie regala nada. Que tengas suerte amigo, y que el día de mañana, tal vez cuando algún club grande llame a tu puerta, te pueda insertar, como al comienzo de este reportaje, lo de “hay mitos que se instalan en la Historia y ya es imposible derribarlos. La presencia de Gregorio Manzano y Pedro Díaz Muñoz en la Ciudad de la Cerámica son ya dos de ellos”. Trabajo, ése al que no opones ningún temor, tienes por delante a poco más de una quincena del comienzo liguero. Y aunque lleguen momentos en que las cañas se tornen lanzas, que a Manzano y a otros muchos así le sucedió, hoy en día todos están contigo como símbolo del sentimiento en azul y blanco por un escudo y una bandera. Insisto, mucha suerte.