Pues va a ser que el famoso grito sobre Txapote no ha funcionado, sobre todo para los más ultras, esos que se visten de verde militar y se escudan tras un seudónimo en las redes sociales para mostrar sus dotes en ‘Todología’.
Si hay un derrotado en estas últimas elecciones ha sido VOX lo tomemos por donde lo tomemos. Y ahora, curiosamente, echan la culpa a todo mundo de sus males. Algo que me recuerda a aquel marino vasco de leyenda, el Capitán Araña, que embarcaba a todo el mundo para después quedarse en tierra.
Pero, al margen de lo que haya castigado el electorado a la ultraderecha en beneficio del PP de Feijóo, lo cierto es que los dos polos antagónicos de este país –algo a lo que todos hemos contribuido– cada vez abre más brecha.
Ahora queda la negociación de PP con los posibles socios navarros, canarios y vascos aunque todo pasaría por el filtro de Abascal, que no les mola nada a los anteriores. Eso sí, Feijóo dijo de él que lo veía ‘potente’.
Por el otro lado del tablero, un totum revolutum muy similar al que ya habíamos visto en el gobierno que cumplía legislatura. Pedro Sánchez parece tenerlo muy claro a la vista de la gran sonrisa lucida en la noche electoral pero el coste negociador habrá que ver qué límites tiene.
Con lo fácil que sería dejarse de tonterías y que se sentaran los dos grandes partidos ‘a la alemana’ por el bien del país, de tú a tú, porque han sacado unos resultados muy parejos. Eso es un sueño que probablemente nunca veremos.
Mientras, nos tendremos que conformar con sorpresas como la de este pasado domingo en el que Pedro Sánchez se convirtió en Fénix y Feijóo en gallo al que le habían sacado del corral. Y que tenga cuidado con las gallinas que le rodean…