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¿Crees que te lavas bien los dientes?

Lavarse los dientes. (Foto: CHARDAY PENN/ ISTOCK).

HIGIENE BUCODENTAL

Tener una correcta limpieza bucal es necesario ya que la boca es la puerta de entrada a muchas enfermedades

Redacción La Voz del Tajo | Sábado 22 de julio de 2023

Una actividad tan rutinaria y sencilla como lavarse los dientes también puede hacerse de manera errónea llevando a problemas como las caries o la gingivitis debido a que la limpieza no se hace de una manera profunda y completa de manera que se deja suciedad entre los dientes que provoca la proliferación de algunas bacterias.

Tener una correcta limpieza bucal es necesario ya que la boca es la puerta de entrada a muchas enfermedades, así como el reflejo o signo de alerta para diagnosticar algunas otras de forma precoz.

Desde mal aliento, caries, problemas en el esmalte, en las encías, en la lengua hasta otras enfermedades diferentes a las bucales como enfermedades cardiacas, diabetes, algunos tipos de cáncer, celiaquía, enfermedades autoinmunes, endocrinológicas, gastritis, problemas musculares, e incluso enfermedades mentales, están relacionadas con la boca.

Para llevar a cabo una correcta limpieza bucal y evitar este tipo de patologías, el odontólogo Iván Malagón detalla algunos de los errores en los que no se debe incurrir al lavarse los dientes como, por ejemplo, la duración escasa ya que, aunque no hay que dedicarle una eternidad, son necesarios al menos dos minutos, pero no menos.

"Si nos cepillamos durante poco tiempo no se eliminan todos los restos de alimentos y tampoco conseguiremos reducir a las bacterias responsables de las caries, correremos un mayor riesgo de periodontitis y las encías se debilitarán", explica el doctor.

También es importante la cantidad de pasta empleada y los cepillados, ya que es común usar demasiada pasta y realizar demasiados cepillados. "La medida exacta de cuanto dentífrico hay que poner en el cepillo es un guisante, ni más ni menos", recomienda el doctor Iván Malagón.

La cantidad es importante porque la pasta de dientes, entre sus muchos componentes, lleva unos llamados abrasivos. Se trata de una sustancia sólida que ayuda al arrastre de los restos de alimentos logrando una limpieza eficaz, pero también tiene sus riesgos. Si la pasta tiene demasiados (se debe verificar el índice RDA del dentífrico) se debilita mucho el esmalte, por lo que no hay que echar mucha. Tampoco hay que pasarse de cepillados, con tres veces al día, una tras cada comida es suficiente y así no se dañará el esmalte.

Otro de los errores más frecuentes es olvidarse de la lengua y las encías o de las caras interiores de los dientes, donde también se quedan restos de alimentos, y no cepillarlas implica que las bacterias permanecen en esas zonas.

Por otro lado, utilizar cepillos grandes o de cerdas muy duras es contraproducente, ya que, más que limpiar, se dañan los dientes. Es preferible utilizar cepillos pequeños que alcancen todos los recovecos y con cerdas suaves para que no se dañe el esmalte. Un cepillo de cerdas duras solo lo recomienda el especialista para determinados problemas.

Además, la forma correcta de lavarse los dientes es con el cepillo seco antes de pasarlo a la boca, ya que, si se moja, se diluye la pasta de dientes y los efectos del cepillado son menores. Por el contrario, sí que es esencial lavar el cepillo tras su uso ya que, si no, las bacterias o restos de alimentos que se han eliminado de la boca seguirán en las cerdas la próxima vez que se cepille.

Tampoco hay que guardarlo húmedo con su capuchón, eso es un "caldo de cultivo" para las bacterias, es más recomendable dejarlo sin tapar. Y es recomendable cambiarlo cada tres meses o antes ya que el cepillo sufre desgaste.

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