Se cumplen 100 años del nacimiento de Adrián del Cerro, quién fue natural de Retamoso de la Jara (Toledo) y nació el 2 de julio de 1923.
Ingresó en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios el 17 de octubre de 1950. Llegó a Jerez de la Frontera el 15 de septiembre de 1952 y en ese mismo año ya comenzó a recorrer las calles de este municipio pidiendo limosna para los más necesitados, que por aquella época eran los niños de la polio que no eran atendidos por la Sanidad Pública.
Su vida de fe en el Dios de la Misericordia y su entrega a los más pobres pidiendo por las calles, campos y campiñas jerezanas, hizo que se convirtiese en el Hermano Limosnero del Sanatorio Santa Rosalía, que hoy se llama Hospital San Juan Grande. Lloviese, hiciese frío o calor, cada día recorría las calles y campos de Jerez, con su hábito negro, su cartera, y con su inseparable boina.
También pedía limosnas en otras ciudades de la provincia Gaditana, Ceuta y Melilla, así como en Marruecos, país del que eran atendidos muchos niños en el Sanatorio que padecían la secuela de la polio. Pasado el tiempo, aunque hacía años que no salía personalmente a pedir, seguía generando limosnas como hizo toda su vida a través de los bienhechores, para ayudar a las familias en estos tiempos de crisis.
“Adrián del Cerro es ejemplo de entrega y fidelidad a Dios y a los más necesitados, nos ha dejado, pero su espíritu de dedicación a las personas más desfavorecidas seguirá siempre estando vivo entre nosotros, a través de la Obra Social y del Economato Social que lleva su nombre, así como del legado de su Fe que era su fuerza para afrontar y vivir con alegría profunda su ser de Hermano de San Juan de Dios”, han señalado.
Falleció con fama de santidad en Jerez, el 8 de agosto de 2015, a los 92 años de edad y 63 años de profesión religiosa hospitalaria. Sus restos fueron enterrados en la Iglesia de los hospitalarios de Jerez, en compañía de san Juan Grande (1546-1600), fundador del hospital y del beato Manuel Jiménez Salado (1907-1936), mártir de la persecución religiosa.
En la lápida de su sepultura, y entre los relieves de la Orden y de la imagen del Hermano Adrián, unas palabras suyas: “Si das estás sembrando, y no sabes lo que vas a recoger, a ti te parece que siembras poco, y Dios no se conforma con darte poco, coge lo poco para darte mucho”. Hace un año se abrió el proceso de canonización.