Hace una semana Tomás Rufo puso patas arriba el mundo del toro de la mano de un auténtico hito como volver a abrir la Puerta del Príncipe de Sevilla por segundo año consecutivo. Su hazaña vino el día después del rabo cortado por Morante en esa plaza y ha dado más peso a un torero de nuestra tierra "pepinero-talaverano" que está poniendo su nombre en letras de oro en la tauromaquia. Hablamos con él de cara a su próxima tarde en Talavera en un cartel que ha despertado una expectación única el 14 de Mayo.
¿Puede uno digerir algo así?
Es un sueño cumplido, sin duda. A medida que pasan los días te vas dando cuenta de lo vivido porque en el momento que sales a hombros es, aunque suene a tópico, un sueño. Los toreros empezamos en el mundo del toro para vivir momentos como el del jueves y ahora, ya en frío, sólo quiero seguir trabajando para volver a repetirlo.
No es algo que esté al alcance de muchos, la historia lo deja claro.
Entiendo que es algo muy importante pero he aprendido que las figuras son aquellas que son capaces de romper la historia y yo quiero ser una de ellas. El día antes de mi segunda tarde el maestro Morante cortó un rabo 52 años después, los números del maestro Juli están ahí. La ilusión es seguir creciendo y cuando tienes clara la meta, el objetivo es rotundo.
No debió ser fácil triunfar tras la tarde de Morante.
El maestro estuvo soberbio y vivió algo que todos los toreros quizás no nos atrevamos ni a soñar. Tardes así las disfrutamos todos porque, ante todo, el toro es nuestra pasión. Debo decir que Sevilla estuvo cariñosa conmigo, al igual que el martes noté que me esperaba con cariño y eso a los toreros nos motiva mucho. Sevilla es especial y tuve claro desde el principio que debía salir a por todas como merece.
Y llegó el triunfo.
Sí, gracias a Dios. Pude expresar mi toreo en dos toros muy distintos. El primero fue muy bravo y exigente y pidió mando y firmeza. Con él la faena fue muy emocionante y pude expresar mi idea de toreo. Me alegra que el sexto, con otro tipo de embestida, me permitiera también enseñar esa versión más templada. Un torero debe ser largo y el público disfruta viendo que puedes triunfar con todo tipo de toro pero dentro de una personalidad propia.
En esa faena hubo un natural que todavía sigue.
(Risas). Por momentos pude romperme porque el toro tenía mucha clase. Sevilla te llama a la inspiración y en ese momento lo sentí así. He visto el vídeo y las fotos muchas veces y me quedó con cómo Sevilla fue haciendo el olé más rotundo a medida que pasaba el muletazo. Fue emocionante ver a la gente en pie y disfrutar.
Ahora por delante Madrid.
Sí, esto sigue y lo que quiero es redondear lo hecho en Valencia, Castellón y Sevilla para seguir creciendo aún más. Madrid es la plaza que me ha dado todo y, sabiendo su exigencia, es una cita que espero con ilusión y con muchas ganas de trabajar para llegar lo más preparado y enseñar la evolución de este año.
Y Talavera.
Talavera es una cita especial. Es bonito sentarme y ver los carteles en los que pude actuar de sin caballos y ver los de ahora. Me da mucha alegría ver los carteles de Mondas con la escuela, el debut de sin caballos y con caballos. Cuando toreaba esos días pensaba en que ojalá me viera un día en la Feria con las figuras y lo estoy pudiendo cumplir.
Pero ya le exige.
Claro, y es normal. Talavera es una gran afición y me ha visto, cómo te decía, desde niño. Está claro que cada año que he toreado me han medido más pero eso es una gran motivación porque siempre te exiges más. El cariño con el que te tratan es una energía que veo por la calle o cuando les veo por las plazas. Es un orgullo y mi misión es que el día 14 salgan satisfechos y con ganas de volver.
Eso le iba a decir, le exigen, pero con cariño.
El otro día estuve en el fútbol y la gente se volcó conmigo. Las muestras de cariño fueron un orgullo y un compromiso para seguir apostando y para devolverles tanta dedicación cómo me han dado.
Para ir terminando, un cartel de lujo.
Sí, lo que te decía antes, un sueño. Son dos leyendas del toreo y una extraordinaria ganadería y mi única aspiración es competir, disfrutar y enseñar a Talavera cómo estoy y dónde quiero llegar. La gente no para por la calle de hablar porque la ilusión se ha desbordado. Es un orgullo y un acicate para salir a darlo todo.