El joven torero de Pepino Tomás Rufo cruzó ayer el ansiado umbral de la plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla con motivo en la Feria de Abril. El mérito de Rufo fue triunfar siendo él mismo sin importarle comparaciones. Pablo Aguado lo intentó pero sin mucho éxito y Manzanares no pasó de voluntarios.
El pepinero sumó los tres trofeos -tres orejas- en la undécima del abono sevillano con un buen lote de Jandilla. El toledano se encontró con los dos toros más potables del encierro de Jandilla y lo supo aprovechar. Rufo lo vio claro nada más coger la muleta.
Tomás Rufío salió muy dispuesto a demostrar su grandeza y a disfrutar de lo que mejor sabe hacer. Brindó un gran espectáculo. El torero no levantó el pie del acelerador y con un toreo mandón logró repetir el triunfo del año anterior.
En sólo tres tardes sevillanas el maestro de Pepino ha logrado salir en dos ocasiones por la puerta mayor del toreo en la capital Hispalense.
Toros de Jarandilla.
José María Manzanares, saludos y silencio.
Pablo Aguado, silencio y silencio.
Tomás Rufo, dos orejas y oreja.