Este sábado, 22 de abril, Talavera de la Reina acoge una conferencia sobre la Sábana Santa de Turín y el Sudario de Oviedo, dos reliquias a la luz de la ciencia forense. Una charla organizada por la Asociación Católica de Propagandistas, colegio Compañía de María y Congregación Mariana.
El encargado de hablar en profundidad sobre estas dos reliquias será Alfonso Sanchez Hermosilla, forense del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Murcia, experto en antropología y genética forense por la Universidad de Granada y profesor de medicina y de antropología forense de la Universidad Católica San Antonio.
¿Por qué despierta tanta fascinación la Sábana Santa? Su investigación, los nuevos hallazgos y todas las claves este sábado 22 de abril a las 18:00 horas en el salón de actos del colegio Compañía de María de la Ciudad de la Cerámica, entrada libre.
Se trata de una tela o paño de lino en la que según la versión más extendida sobre su origen, se pueden apreciar la cara y el cuerpo de Jesús. La imagen se aprecia con las heridas que tuvo después de la crucifixión. La Sindone tiene unas medidas de 4,42 metros de largo por 1,13 metros de ancho.
Según la tradición, la Sábana Santa es el lienzo funerario en el cual Jesús fue envuelto después de haber sido descolgado de la cruz. Esto corresponde al relato de los evangelios según los cuales José de Arimatea depositó el cuerpo de Jesús en el sepulcro después de haberlo envuelto en una «síndone».
Durante la ostensión de 1898, el abogado Secondo Pia fue autorizado a fotografiar la Síndone y vio formarse sobre el negativo fotográfico la figura positiva (como estamos acostumbrados a verla en realidad) de un hombre con un rostro.
El Sudario de Oviedo es un pañolón que cubrió la cara de Cristo en el traslado de la cruz al sepulcro, y que San Juan vio en la tumba del Señor junto a la Sábana Santa que yacía en el suelo alisada, allanada, sin el relieve que tenía cuando cubrió el cuerpo de Jesucristo. San Juan habla en su Evangelio que cuando llegó a la tumba con San Pedro vio la sábana a ras del suelo y doblado aparte un pañolón, un sudario. Este pañolón, como digo, había cubierto la cara de Cristo, en el traslado de la cruz al sepulcro, según rito funerario judío.
Los cristianos que huyeron de Jerusalén cuando la invasión de los persas de Cosroe II el año 614 lo llevaron a Cartago. De allí pasó a Toledo, y cuando la invasión musulmana los cristianos de Toledo se lo llevaron al norte en una arqueta. Llegó a Oviedo antes del año 1000.