En los últimos años, alcanzar los 30 ºC se está volviendo normal al inicio de la primavera. Esta mañana, los expertos de Meteored han participado en un webinar para ofrecer la previsión meteorológica de esta Semana Santa, contextualizando su celebración en la nueva realidad climática y compartiendo sus pronósticos para estas fiestas.
Desde hace dos años hay una severa sequía en varios puntos de España. El invierno ha agravado esta situación pese a que hubo dos calentamientos súbitos estratosféricos (CSEs) que prometían aumentar el dinamismo y quizá la inestabilidad. Este fenómeno se refiere a calentamientos de hasta 25 ºC en pocas horas allá por los 40 o 60 kilómetros en la estratosfera. El más destacado se produjo entre el 15 y 16 de febrero de este año, propagándose hacia niveles más bajos en la troposfera, la capa donde suceden los fenómenos meteorológicos.
Los CSEs generan alteraciones del vórtice polar, con ondulaciones del ‘jet stream’ e irrupciones de aire gélido, incluso derivando en olas de frío y nevadas como ocurrió el mes pasado en puntos de Europa. Aquí generó lluvias en la fachada atlántica con temperaturas suaves e incluso calurosas entre los días 10 y 12 de marzo. A fecha de hoy, y con el invierno climatológico finalizado, ya no se esperan más CSEs y no está previsto que los ocurridos influyan en la Semana Santa venidera.
Acaba de finalizar el primer evento de La Niña del siglo XXI que se ha desarrollado durante tres años. Se espera que El Niño haga acto de presencia en el verano de este año con un 60% de probabilidad, que afectará al modelo del tiempo y del clima en varios lugares del mundo.
España podría notar algunas consecuencias indirectas de El Niño: el año 2023 puede ser uno de los más calurosos y también puede influir en el desarrollo de los huracanes esta temporada. No se sabe si alguno tocará España, pero El Niño no propicia la formación y desarrollo de ciclones tropicales en la cuenca atlántica.
El actual cambio climático está generando anomalías cálidas a escala global que se presentan en todo el año, como por ejemplo en la primavera, logrando frecuentemente una gran magnitud. En España, los registros climatológicos muestran una tendencia clara a adelantarse cada vez más a la época en la que se llegan a los 25 ºC de máxima por primera vez en el año.
Tampoco son raros los picos tempranos de calor con máximas en el entorno de los 30 ºC, tal y como ha ocurrido este mes de marzo. Esta tendencia al alza de las temperaturas primaverales hace que sea ahora más probable que hace unos años tener una Semana Santa en la que en toda ella, o en parte, el ambiente sea caluroso.
Con las lluvias primaverales no aparece un marcado cambio de tendencia como el mostrado por la subida de las temperaturas. Lo que sí que está empezando a ocurrir es que cuando se dan condiciones favorables para que llueva en Semana Santa, las precipitaciones localmente pueden alcanzar una elevada intensidad.
Las fechas variables de la Semana Santa determinan que las condiciones meteorológicas cambien, esto sumado a que en estas fechas la variabilidad es algo normal. Ha habido años en los que a lo largo de la Semana Santa se han registrado días fríos, incluso con nevadas en las montañas, frente a otros donde ha llegado calima y el tiempo ha sido muy caluroso. Este caso parece que seguirá la estela más bien de los segundos.
Entre los días 3 y 10 de abril se espera que las temperaturas sean superiores a las habituales, entre 3 y 6 ºC por encima del promedio climático en Aragón, el interior de Cataluña, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y Andalucía. En el resto de España se espera que los valores sean entre 1 y 3 ºC superiores a lo habitual
Las lluvias estarán por debajo de lo normal en buena parte de la mitad sur peninsular y las islas Canarias occidentales. En el resto del país las precipitaciones parece que quedarán cerca del promedio.