OPINIÓN EN LIBERTAD
Emilio Jiménez | Miércoles 23 de abril de 2014
La Semana Santa talaverana llama a la puerta y lo ha hecho con fuerza, a través de un pregón escrito con el alma y expresado con el espíritu de un Ángel del Valle que desnudó su corazón ante el público.
Del Valle, que fue definido por el sacerdote Jorge López como el boticario del barrio de La Piedad, hizo gala de la humildad que siempre le ha caracterizado. O sea, que su comportamiento no varia si está detrás del atril, del mostrador de la farmacia o en clase.
El su pregón, don Ángel –como muchas veces le hemos denominado bastantes talaveranos- recorrió el sentir de la Semana Santa talaverana con los pinceles poéticos con los que ha dibujado ya una amplia obra literaria. La espina, el Cristo, el río y las golondrinas, protagonistas de su poesía, tampoco faltaron en su disertación. Daba la impresión que dialogaba con las imágenes a su paso por la calles talaveranas cuando procesionan. En fin, cristalizó un gran pregón y puede ser el punto de arranque para que la Junta de Cofradías decida contar con pregoneros de aquí. Que los hay y muy buenos. Ángel del Valle ha iniciado ese camino por el que también deben pasear los pregoneros locales. La Junta de Cofradías tiene la palabra.
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