Febrero es, por obra y gracia de San Valentín, el mes del amor. Las parejas se recrean en su relación, se ofrecen regalos y se obsequian con cenas y comidas románticas. No importa, en muchas ocasiones, si el compromiso es reciente, si llevan veinte años casados o si se acaban de conocer. Al patrón de los enamorados se le recuerda y homenajea con todos las tradiciones posibles.
También incluso cuando no se está seguro de si lo que se siente por la otra persona es amor. Muchas personas son presas de esta inseguridad, de no saber si realmente están enamorados o están atravesando por otras fases o estados relacionados con los sentimientos. Los “enamorados del amor” son los primeros en este grupo. Según explica la psicóloga Pilar Conde, en este grupo se encuentran aquellas personas que buscan siempre las emociones, situaciones y sensaciones que se dan al inicio, en los primeros días, cuando todo es nuevo y pasional.
Los enamorados del amor llegan a tener serios problemas para mantener en el tiempo las relaciones, porque cuando la emoción baja en intensidad, explica la directora técnica de Clínicas Origen, “se pueden tomar decisiones limitantes a la hora de mantener relaciones saludables y estables”. Perseguir esa novedad, esa frescura, puede impedirles construir un vínculo con compromiso, lo que podría revertirle en un mayor bienestar que lo que ellos valoran como enamoramiento.
Supeditar los intereses y logros del otro a nuestro bienestar
Estas personas se preguntan constantemente si están enamoradas, lo que les dificulta disfrutar de la vida en pareja. En el otro extremo, los hay convencidos de que están tan enamorados que no podrían vivir sin la otra personas. Son los obsesionados, que supeditan su propio bienestar al de la relación. Necesitan estar con el otro para sentirse bien, llegando a invadir a veces los derechos personales y la intimidad de esa persona.
De la obsesión nacen los comportamientos tóxicos, que mezclan el amor con la sensación de control sobre el otro. Sin embargo, un enamoramiento real pasa, según esta experta, por admirar y alabar los logros y la independencia del ser amado, dándoles prioridad sobre nuestras propias necesidades.
Entre seis y ocho meses, la fase plena del enamoramiento
Entonces, ¿bastaría eso para decir que estamos enamorados? No. Pilar Conde define el enamoramiento de esta manera: es una reacción emocional que combina reacciones físicas-fisiológicas, emocionales y cognitivas positivas cuando sentimos atracción hacia una persona. Se suele asociar, como hemos comentado, a los inicios de la pareja, cuando se quiere, por encima de cualquier otra cosa, querer pasar tiempo con esa persona para conocerla mejor.
Suele decirse que esta fase dura entre los seis y los ocho meses y que los adolescentes son quienes más se enamoran. Al margen de cuestiones hormonales y neuroquímicas, la psicóloga recuerda la importancia de no haber pasado por experiencias negativas previas al respecto para echarse en brazos de cupido.
Más datos para detectar a los enamorados:
No piensan en otras opciones de pareja, la infidelidad no se encuentra entre sus prioridades.
Piensan constantemente en el otro y lo expresan.
Ignoran otros planes con amigos o familia. Su prioridad es salir con su pareja.
Su atracción sexual hacia esa persona es alta o muy alta.
Estos tips nos pueden ser de utilidad también para saber si la persona que nos importa siente lo mismo por nosotros. ¿Es recíproco mi amor? ¿Está enamorad@ de mí? Añade a estos aspectos, asegura Pilar Conde, la mirada, si nos mira y cómo lo hace, y podrás acercarte más en la respuesta.