OPINIÓN

El boom de las tierras de regadío en la Cuenca del Tajo

El río Tajo a su paso por Talavera (Foto: D.M.M. - La Voz del Tajo)

ARTÍCULO

Escrito por José Álvarez Ramos, Ingeniero Agrónomo

Redacción La Voz del Tajo | Domingo 12 de febrero de 2023

En noviembre de 2020 publiqué un artículo en La Voz del Tajo bajo el título “¿Y si la solución de la vega talaverana pasara por las plantaciones frutales?” en el que apuntaba que estábamos asistiendo a una revolución silenciosa con el cambio de los cultivos tradicionales de la vega talaverana hacia nuevas plantaciones intensivas de frutos secos (almendra, nuez y pistacho) y olivar intensivo, entre las más importantes, con un auge espectacular de la superficie plantada.

A día de hoy puedo afirmar, con satisfacción, que la reflexión que hacía hace poco más de 2 años se ha confirmado plenamente. Es más, se ha despertado un boom por disponer de superficie de cultivo de regadío, que se hace extensivo a la mayor parte de las tierras regables ubicadas en su mayor parte en las provincias de Toledo y de Cáceres. Es un hecho constatado que el citado boom se ha acentuado al final de 2022, lo que ha tenido consecuencias inmediatas en el precio de la tierra de regadío en la zona que se ha disparado. En este sentido, existen estudios recientes como el informe Suelo Agrario en España 2022 de Tinsa, así como artículos sobre este tema que avalan este importante cambio de tendencia.

Cabría preguntarse a que se ha debido esta demanda desmedida que, en mi opinión, ha cogido por sorpresa a los operadores y, principalmente, a los propietarios de la tierra de cultivo. Me atrevo a citar algunas de las causas que se están dando y no solo a escala regional sino que también está sucediendo en otras áreas a nivel nacional e internacional

Cito algunas de las que, en mi opinión, están influyendo en la revalorización de las tierras de regadío en la Cuenca del Tajo. La causa principal es que los inversores consideran que son terrenos con suficiente dotación de agua de riego y supone una certidumbre de que la inversión será sostenible (duradera). Aunque los profesionales sabemos que la calidad del suelo también cuenta, este factor está siendo menos decisivo en la compra o arrendamiento que el de la dotación de agua, como lo prueba el hecho de que se están pagando altos precios unitarios en zonas regables con una calidad de suelo inferior al de la vega talaverana.

También se ha dado la circunstancia, no menos importante, que a la fuerte demanda de los inversores tradicionales como son las empresas agroalimentarias productoras y comercializadoras, se han unido inversores no tradicionales como son los fondos de inversión, que han encontrado un sector, el agroalimentario, que normalmente no estaba presente en sus carteras pero que en el periodo actual de volatilidad e incertidumbre está obteniendo rentabilidades que oscilan entre el 4% y el 10%. Y esto no solo se hace extensivo a las tierras de cultivo en regadío sino que estos fondos también están invirtiendo en empresas comercializadoras-exportadoras de estos productos agroalimentarios bien sea en fresco o transformados.

Si bien los inversores, hasta la fecha, utilizaban más la fórmula de contratos de arrendamiento de larga duración (25-30 años), recientemente están optando, además, por comprar parcelas de cultivo, incluso pequeñas, que por agregación, consiguen ganar el tamaño de explotación adecuado para conseguir economías de escala que mejoren la eficiencia y rentabilidad de las futuras explotaciones.

Sería aventurado predecir, en este momento, si esta escalada en el precio de la tierra cultivable se mantendrá por mucho tiempo o se estabilizará. Bueno tal vez se han dado varias condiciones que han provocado esta tormenta perfecta, dado que a las expectativas normales debido a la demanda de plantaciones de leñosos, se ha unido la incertidumbre de los inversoras de disponer de agua de riego en otras regiones españolas o incluso fuera de nuestro país. También el efecto que tiene en los inversores que alguna gran fortuna como Bill Gates haya apostado por la compra de tierras de cultivo (más de 100.000 ha en Estados Unidos) frente a inversiones en grandes superficies de producciones extensivas o de recreo.

Tal vez, sin pretenderlo, estas compras van a tener una gran consecuencia en el relevo generacional de estas tierras y desde luego, donde se va a notar es en la modernización empresarial y en una llegada de nueva tecnología en la producción y comercialización de los productos.

José Álvarez Ramos
Ingeniero Agrónomo

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