OPINIÓN

¿Por qué el próximo Plan Hidrológico del Tajo no será un buen Plan?

POLÉMICA

La Cátedra del Tajo UCLM-Soliss considera que no es el más adecuado para cumplir los objetivos ambientales y que la principal presión, el trasvase Tajo-Segura, continúa obviándose

Redacción La Voz del Tajo | Viernes 18 de noviembre de 2022

El próximo martes 29 de noviembre está prevista la celebración del Consejo Nacional del Agua en el que se llevará a informe el Plan Hidrológico de la parte española de la Demarcación del Tajo del tercer ciclo de planificación (2022-2027).

Este será el último paso antes de que sea aprobado en Consejo de Ministros el documento que será la base de gestión de la cuenca del Tajo en los próximos cinco años. Y sí, decimos sólo cinco en vez de seis, porque se aprobará a final de año, con lo que durante 2022 no ha podido implementarse ninguna de las medidas de mejora que ahí se reflejan.

Desde un punto de vista científico-técnico, este plan supone un avance respecto a los planes precedentes en cuestiones como las importantes inversiones en depuración de las aguas residuales madrileñas. Sin embargo, se detectan serias deficiencias que harán que sea casi imposible el cumplimiento de los objetivos ambientales de las masas de agua de la cuenca.

Un elemento clave es que el próximo plan no da cumplimiento a las sentencias del Tribunal Supremo en relación a la implantación de un régimen de caudales ecológicos en toda la demarcación. Por un lado, no se encuentran definidas todas las componentes del régimen de caudales ecológicos en todas las masas de agua.

En el caso de los caudales de crecida, en aquellas masas de agua en las que han sido establecidos, resultan insuficientes en cuanto a su periodicidad y su cuantía. En el caso de los caudales mínimos en masas de agua del eje del Tajo, además de ser insuficientes para la consecución del objetivo del buen estado o máximo potencial ecológico, se posponen hasta 2027, sin que exista ninguna justificación técnica o ambiental para este aplazamiento.

Este plan, al igual que sus precedentes, sigue obviando la principal presión que condiciona todo el esquema de planificación y gestión de la demarcación, especialmente en sus tramos alto y medio: el Trasvase-Tajo Segura.

Actualmente, la gestión de los embalses de cabecera se realiza con el fin de garantizar la continuidad del Trasvase Tajo-Segura y no para garantizar el cumplimiento de los objetivos de buen estado y la atención de todas las necesidades de la demarcación —necesidades ecosistémicas para alcanzar el buen estado o potencial, demandas consuntivas, usos recreativos— legalmente prioritarias frente a cualquier trasvase. Este futuro plan no contempla ningún cambio de gestión que pueda corregir esta situación, por lo que la dinámica fluvial aguas abajo de Bolarque queda totalmente comprometida.

Resulta igualmente preocupante el tratamiento que se hace de las masas de agua vinculadas a espacios Red Natura 2000. Siguen sin establecerse las necesidades hídricas de los valores de conservación de espacios Red Natura, aunque haya legislación autonómica que exija que se establezcan (como es el caso de la Comunidad de Madrid), sin olvidar que es responsabilidad de la propia Confederación el velar por el cumplimiento de las directivas europeas vigentes en relación con la gestión del agua.

Existen masas de agua en las que la lógica de la planificación hidrológica no se ha aplicado correctamente, puesto que una masa que tiene indicadores que denotan su mal estado, y sobre todo en estas que pertenecen a la Red Natura, debería incluir medidas verdaderamente eficaces para la recuperación del buen estado.

Por ejemplo, en algunas de las masas, la propuesta de caudales ecológicos se mantiene sin apenas variación respecto a la que se presentó en los anteriores ciclos de planificación (recordemos que eran solo 16 estratégicas), habiendo quedado demostrado que el régimen de caudales actualmente circulante por estas masas es claramente insuficiente para alcanzar los objetivos medioambientales, habiendo contribuido notablemente al deterioro de la masa.

A estas deficiencias se pueden añadir otras como la garantía en la consecución de objetivos del programa de medidas, la poca ambición en corregir las presiones hidromorfológicas o la correcta caracterización de las masas de agua.

Por todo lo expuesto, la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss considera que este plan, tal y como salió elevado desde el Consejo del Agua de la Demarcación al Consejo Nacional del Agua, no conseguirá que se cumplan los objetivos marcados por la legislación española y la Directiva Marco del Agua. La pregunta que queda en el aire es si habrá podido ser mejorado en estos meses que han transcurrido entre ambos Consejos, o si, como en el anterior Plan, todavía se puede esperar algo peor.

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