Vado permanente
Víctor Borreguero | Miércoles 23 de abril de 2014
Cuando Nietzsche dijo “Dios ha muerto". Cuando Unamuno escribió La oración del ateo ("Oye mi ruego Tú, Dios que no existes").
Cuando nuestros jóvenes abjuraron del Dios de la inocencia. Cuando el miedo y la esperanza...
De regreso al pasado, al papa se le llama ‘papa’ por las siglas P.A.P.A. (Petri Apostoli Potestatem Accipiens, "El que recibe la Potestad del Apóstol Pedro"). Fue por orden de Gregorio XI, un papa que lo fue porque el cardenal Conrado de Urach renunció a la tiara. Se llamaba Ugolino. era Conde de Segni y fue de los primeros en cambiarse el nombre. Creo que fue el 136 el primer papa en cambiárselo: se llamaba Pedro y se puso de nombre Juan, Juan XIV. Hasta entonces, los Gregorios se llamaban Gregorio, los Esteban, Esteban, los Bonifacios, Bonifacio, y los Benedictos, Benedicto; el primer Benedicto fue elegido en el año 575.
El primer papa se llamaba Simón. Era un pescador de Galilea. Estaba casado, tenía una hija y el propio Cristo le cambió de nombre: “Tu es Petrus, et super hanc petram aedificabo Ecclesiam meam” (tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia).
El papa número 100 se llamaba Valentín y no era cura cuando le eligieron; le consagraron obispo antes de ordenarle de presbítero y en esto andaban cuando a los cuarenta días se murió. El 200, era francés y no era cardenal; se llamaba Urbano y no se quiso cambiar de nombre, fue Urbano el sexto.
Si el futuro no es tarambana, el próximo llegará con la primavera. Si resulta ser uno de los 117 cardenales con derecho a voto y prefiere seguir con su nombre de pila, puede que se llame Antonio, Walter, o Rubén como el nieto de Abrahán.
Si al papa se le eligiera por sufragio universal entre los miembros de la iglesia, los bautizados, el próximo hablaría en español. No está en Roma la frontera de Dios.