La diabetes es una enfermedad muy importante, no solo porque su frecuencia está aumentando en todo el mundo, sino por las implicaciones que esta patología presenta para el día a día de quienes la padecen.
El 90% de los casos pediátricos presentan diabetes tipo 1, una enfermedad metabólica de origen autoinmune y que es importante detectar de forma precoz.
"Cuando se diagnóstica la diabetes en los niños desde el punto de vista clínico los síntomas más importantes son: polidipsia, que es beber mucho; poliuria, que significa orinar mucho con o sin nicturia (orinar por la noche) y en niños que ya controlaban el esfínter vesical nocturno puede aparecer pérdida de ese control y orinarse en la cama; cambio en el apetito que puede ser aumento del mismo (polifagia) o disminución del mismo en los niños más pequeños; pérdida de peso; o cansancio, entre otros", detalla en una entrevista con Infosalus la doctora Raquel Barrio, miembro de la Sociedad Española de Diabetes (SED).
A su juicio, todos estos síntomas deben alertarnos y llevarnos a pensar en la existencia de diabetes y descartarla. "Esta clínica debería ser conocida por la sociedad y sobre todo en el medio familiar y escolar", defiende la también directora de la revista 'Diabetes' de la SED.
Reconoce que es una enfermedad difícil de controlar en el día a día tanto por parte de los padres, como de los cuidadores de los niños, porque implica "mucha colaboración y actuación durante las 24 horas del día", ya que mantener un adecuado control de la glucemia es difícil pues intervienen múltiples factores como la ingesta, el ejercicio, el estado de ánimo, o por ejemplo la existencia de enfermedades.
"En la diabetes se precisan tomar decisiones las 24 horas del día, lo que dificulta la vida de los padres y de los cuidadores, y altera el sueño nocturno. Para una correcta actuación se precisan amplios conocimientos que deben ser aportados mediante la educación diabetológica que debe ser impartida por el equipo de diabetes de manera continuada", subraya esta diabetóloga pediátrica y especialista en Clínica D-Médical (Madrid).
Eso sí, señala que, "bien es verdad" que la tecnología actual facilita esa monitorización continua de la glucosa, la posibilidad de utilizar bombas de insulina, y sobre todo la existencia de sistemas de páncreas artificial híbrido avanzado. "Todo ello ha simplificado mucho el tratamiento de esta enfermedad. Pero esta tecnología más avanzada no está disponible para todos los pacientes y todavía existen muchos niños que no la llevan", lamenta la doctora Barrio.
En este contexto, la experta recuerda que la edad pediátrica llega hasta los 18 años, por lo que vemos que la diabetes va a ser muy diferente cuando se diagnostica en el niño muy pequeño, dependiente total de padres y cuidadores, que en los niños de más edad que empiezan a colaborar en su control, o en los adolescentes que deben conseguir la autonomía, aunque siempre con una ayuda familiar y social.
"La diabetes es una enfermedad presente las 24 horas del día por lo que afecta a todas las actividades de su vida. Hay que evitar tanto las bajadas de glucosa (hipoglucemia), como las subidas (hiperglucemia). Hay suficientes evidencias científicas que demuestran el efecto deletéreo de ambas sobre el cerebro. Hay que preservar el normal desarrollo del niño sin que exista discriminación por su enfermedad para conseguir un normal desarrollo no solo físico, si no también emocional", defiende.
Es igualmente importante que el niño tenga unos hábitos saludables de vida: una alimentación sana, unos horarios de sueño adecuados y que pueda realizar ejercicio todos los días. "Y lo que es más importante, un apoyo afectivo para conseguir un desarrollo emocional óptimo", remarca la doctora Barrio. Resalta que hay una serie de consejos a tener en cuenta:
Educar no solo al maestro y a la enfermera escolar, sino también a todo el personal que vaya a estar en contacto con el niño. También a los compañeros. Para ello hay que hablar en la clase sobre la diabetes.
Hay que aportar de manera documental el tipo de tratamiento, cómo se puede hacer el ajuste de insulina para la ingesta y el ejercicio, y la actuación ante las emergencias.
Determinar cómo comunicarse con el colegio con facilidad.
Si la edad lo permite, hay que enseñar al niño cómo actuar antes las distintas situaciones.