Ciudadanos del acá
Luis González | Miércoles 23 de abril de 2014
Los medios de comunicación, últimamente, nos están volviendo locos con las informaciones tan contradictorias que nos presentan. Nos hacen ver, incluso, cómo lo blanco es negro y lo negro, blanco; parece que quieren hacer verdadero aquel dicho de que “todas las cosas son del color del cristal con que se mire”
Probablemente, hasta ya es posible que haya mucha gente que empiece a pensar que todos estos escándalos de corrupción, morbo, “reálitis…”, no sirven nada más que a los intereses particulares de los medios informativos: por la guerra interna, entre unos, con lo de la “cuota de pantalla”; por “la tirada de ejemplares”, en el caso de la prensa escrita; por la cuota de audiencia, en la movida radiofónica…. Al mismo tiempo, a la clase política, el que se hable de temas distintos a sus actuaciones directas, parece como si no le fuera nada mal, más bien al contrario, porque mientras la gente está entretenida en machacar (como recurso del pataleo) a los políticos criticando sus actuaciones, se olvida de los verdaderos problemas que tienen en su casa. Un ejemplo claro, lo tenemos en la actualidad: en estos últimos días, con los famosos “papeles de Bárcenas”, los casos de corrupción…, apenas si se ha hablado del paro, la crisis, desahucios, pobreza, hambre…, en toda España. Nos han hecho ver (¡en el mundo noticioso!) que parece más importante, (que no deja de ser muy grave, si al final se demuestra que es cierto), que se hayan repartido el dinero del partido (PP) entre sí, que haya tanto paro y no sepan sacarnos de la crisis esos mismos políticos. Y es verdad, con esta nueva preocupación hemos dejado nuestros males atrás para comprar periódicos, ver la televisión… y cargarnos de furia y adrenalina contra todos los políticos. Y claro está, no todos ellos son iguales. La “justicia verdadera” es la que lo tiene que determinar si ha habido corrupción o no. Otra cosa distinta es, si realmente nos creemos o no, que existe esa “justicia verdadera”...
También es verdad, y así me lo hizo señalar mi amigo Pepe, que, quizás se habla mucho, y tal vez en algunas ocasiones de una forma ligera, de la “imputación”, pero no deberíamos perder de vista que la “verdadera imputación” debe ser la que se vea señalizada y avalada por la firma de la acción judicial. No somos los ciudadanos, ni los medios de comunicación, ni siquiera los poderes policiales…, los que tenemos la potestad de colgar ese cartelito a los imputados, porque ahí es posible que puedan radicar también muchos de estos “infundios comunicativos”, que tal y como se está comprobando realmente, vienen a caer en una tierra demasiado abonada de una gran mayoría de ciudadanos, que después se nos viene a transformar en unos cabreos monumentales.
Ahora bien, yo también creo que, cueste lo que cueste y caiga quien caiga, no podemos dejar pasar la oportunidad de que se aclare “la verdad, nada más que la verdad y toda la verdad”. Pienso que unas acusaciones tan graves y tan trascendentales, como estamos viendo últimamente, no pueden quedar sin una sentencia justa y ejemplar por parte de la justicia. Si son ciertas las acusaciones que se han lanzado, y cada día siguen apareciendo más, con los “famosos sobresueldos”, con el caso de la “gurtel”, el Palau, Palma Arena, Pokemon, Campeón, Mercurio, para muchos “los apestados casos de los Eres de Andalucía”, el caso Urdangarín…, y tantos y tantos otros…¡a la calle todo el que se lo haya llevado, o mejor dicho, a la cárcel y a devolver los dineros! Y si no es verdad, igualmente a la cárcel el que lo haya orquestado. Ya va siendo hora de que la justicia se presente resolutiva y eficaz, entre tanta maraña corrupta, y nos aclare, de una vez por todas, todo lo que está pasando. Tantos hechos corruptivos no pueden quedar impunes…, en un sentido o en otro.
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