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Hablan ellas; los audios de LaLiga

REPORTAJE

Dos de las nuestras han sido elegidas por la patronal de LaLiga como las otras estrellas del fútbol español. La cantante albaceteña Rozalén y la “talaverana” Margarita Luengo; la de los claveles en el Metropolitano

El ciego del Berrenchín | Viernes 15 de julio de 2022

Hablan Ellas es una audio serie de LaLiga —y que recoge hoy el díario El País—para escuchar a mujeres que han conquistado el fútbol desde todos los ángulos. Recoge en su propia voz la experiencia de directivas, entrenadoras, agentes, periodistas, futbolistas o aficionadas, relatos que emocionan y sirven de inspiración. Por esta pasarela transitan María Teresa Berenguer, Beatriz Manchón, Isabel Forner, Ruth García, Minerva Santana, Lucía Taboada, Carlota Planas, Elena Arzak, Marian Otamendi y dos de las nuestras: la cantante Rozalén y nuestra Margarita Luengo.

“SI NO TENEMOS EN QUIÉN MIRARNOS ES MUY DIFÍCIL SABER QUÉ QUEREMOS SER”

María de los Ángeles Rozalén Ortuño (Albacete, 1986), conocida por todos como Rozalén, es una cantautora española cuya infancia está atravesada por los éxitos futbolísticos del equipo de su tierra Rozalén tenía seis años cuando el equipo de la ciudad en la que nació y creció estuvo de repente en boca de todos. A principios de los 90, El Queso Mecánico, como se conoció al plantel del Albacete Balompié dirigido por Benito Floro, pasó en dos años de Segunda B a quedarse a un punto de clasificarse para la antigua Copa de la UEFA. La cantante todavía recuerda los nombres de los integrantes del once, frases del himno y, sobre todo, cómo aquel equipo hizo soñar a sus amigos, compañeros de clase y, especialmente, a su padre y su hermano.

El Albacete forma parte de su educación sentimental. Por eso, aprovecha su visibilidad actual para dar voz e impulso a su sección de fútbol femenino cuya pujanza le hace sentir orgullo. “Son solo unos pasitos, de los muchos que hay que dar”. Y cita Ladies Football Club, una obra de teatro dirigida por Sergio Peris Mencheta en la que las mujeres ocupan durante la guerra el lugar del hombre, no solo en las fábricas, también en el césped. Luego, tras el armisticio, se les prohíbe dar patadas a un balón. Rozalén, henchida por el nuevo ascenso a LaLiga SmartBank del club masculino de su ciudad, quiere ser parte del cambio que haga del argumento de esa obra pasado remoto.

“OJALÁ SIEMPRE FUERA DOMINGO PARA IR AL FÚTBOL”

Margarita Luengo (Castilblanco, Badajoz, 1946 aunque reside desde hace ya muchos años en Talavera) y su ramo son, literalmente, historia del Atlético de Madrid. Cada partido como local de los colchoneros las flores reposan en el córner, desde aquella lejana primera tarde de 1996, en que se las dedicó a Milinko Pantic.

Fue una casualidad, un vaticinio certero que se convirtió en rito para todos los colchoneros. El tabernero de su peña, pegada al río Manzanares, tenía un jarrón con claveles. Luengo, sin saber que aquello la convertiría en una de las aficionadas más famosas de España, le dijo: “te cojo cuatro, uno por cada gol que vamos a meterle hoy al Athletic”.

Los depositó en el córner del añorado Vicente Calderón como regalo para Pantic, su preferido de aquella escuadra —”y de siempre”— en la que militaban un aguerrido Simeone o Kiko Narváez. Aquel día, Pantic metió un gol y dio dos asistencias. 4-1. Y, como su profecía se había cumplido, como el Atleti ese año consiguió el doblete, ella se prometió no fallarle nunca a su equipo. Tuvo que explicárselo al propio Pantic a través de una nota que dejó en el ramo: ‘No las tires. Son para ti’. Ya nadie las aparta para sacar de esquina. Allí permanecen, desde entonces. No importa si ya no es en el Paseo de los Melancólicos. Por eso, por estar siempre, en su última gran tarde como casa atlética, el Calderón le dedicó una pancarta y una ovación. Cuando el Atleti juega de local, se monta en el autobús de su peña de Talavera de la Reina, donde vive desde hace más de 25 años, para recorrer los 120 kilómetros que separan a la ciudad castellanomanchega del Wanda Metropolitano. Un recogepelotas la espera en la puerta 35 y la escolta hasta el césped, para que ella le indique dónde depositar religiosamente 12 claveles rojos y 12 blancos, con unas margaritas en medio como pequeño autohomenaje. Ni siquiera la pandemia impidió el ritual. La plantilla no podía permitir que su amuleto faltara. El capitán Koke, en junio de 2020, telefoneó a Margarita:

—Tú me dices.
Te pones al lado de la valla y pones las flores mirando a la portería.
—¿Ahí están bien?
No. Más hacia el banderín.

También ese día surtió efecto: el Atleti marcó el gol de la victoria desde ese córner.

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