Enrique Morán Blanco nació el 15 de octubre de 1953 en la localidad asturiana de Pola de Lena. Morán, como así era conocido futbolísticamente, debutó en Primera División con el Real Sporting de Gijón en la temporada 1973-74, procedente del C. D.
Ensidesa, aunque su incorporación definitiva al primer equipo no se produjo hasta la temporada 1976-77, en la que contó con la confianza de su entrenador Vicente Miera, colaborando activamente en el campeonato de Segunda División y el pertinente ascenso a la máxima categoría.
En 1979 fue traspasado al Real Betis Balompié, donde logró su mejor racha goleadora, consiguiendo treinta tantos en las dos temporadas que permaneció. Sus excelentes temporadas con el Betis, provocaron su fichaje por el F. C. Barcelona, equipo con el que logró ganar una Copa del Rey, una Copa de la Liga y una Recopa de Europa. Posteriormente, jugó en el Club Atlético de Madrid y en el Talavera C. F. En donde podría fin a su dilatada carrera como futbolista. Además, fue internacional con la selección de fútbol de España en cinco ocasiones.
Martín Doblado era el entrenador del Talavera CF en la temporada 85-86 en la que llegó nuestro protagonista con 32 años y procedente del Atlético de Madrid, en donde las lesiones no le dieron muchas oportunidades. Lo hizo en el mes de diciembre. Con los colchoneros tan sólo anotaría un gol en los 16 partidos en los que participó con los del Manzanares, aunque sí pudo disfrutar del título copero.
En ese conjunto blanquiazul el asturiano se encontraría con un plantel en el que estaban Valero, Iglesias, Monzón, España, Juan, Del Rivero, Rivas, Andrés, Ayúcar, Robles, Paco, Fernando, Chino, el gamonino Pedro, Gabi, Arjona, Pedrazo, Moisés, Angelín, Tito Angulo y los canteranos Lolo y José Antonio Trujillo. El equipo blanquiazul militó en el grupo II de la Segunda B y Morán disputó 17 partidos siempre como titular, marcando 6 goles y dejando constancia de su clase en todos ellos. Fueros cinco meses, pero en ese tiempo djó su impronta de excelente jugador en las pupilas de muchos talaveranos que seguramente así lo reordarán, y sobre todo por el vendaje de su mano diestra
Era la campaña en la que la Federación Española decidió el primero de los cambios importantes desde la creación de la categoría. Se pretendía la fusión de los dos grupos en tan solo uno. Fue así como se dividió la competición en dos grupos de 20 equipos pero los trece últimos clasificados de cada grupo descendían a Tercera ascendiendo de categoría tan solo los dos campeones de grupo.
El equipo de Martín Doblado no pudo superar el corte de los siete primeros que se mantenían y perdió la categoría al concluir en el puesto 13 de una liga que ganó el Xerez Deportivo y supuso el ascenso a Segunda división. Los talaveranos sumaron 13 victorias, 11 empates y 14 derrotas. Marcaron 41 goles y encajaron 68. Junto al campeón siguieron en la categoría Linense, Córdoba, Ceuta, Alcoyano, Poblense y Granada y junto a los blanquiazules bajaron a Tercera Calvo Sotelo, Orihuela, Levante, Parla, Plasencia, Linares, Betis B, Manacor, Alcalá, Jaén, Algeciras y el colista Lorca.
El futbolista está afincado desde hace décadas en Madrid, desde que colgará las botas en el Talavera. Le esperaba una vida envidiable dedicado a la hostelería: “Llevo 33 años en Madrid y no me puedo quejar”, admite. Invirtió en pisos y locales y ayudó a sus hermanos, Tino y José Luis, a gestionar dos negocios de hostelería en Madrid. Uno de ellos, el de la calle Claudio Coello, recientemente traspasado por la jubilación de sus hermanos, era muy frecuentado por los periodistas deportivos de Madrid. “Dábamos menús durante el día y por la noche, copas y partidos de fútbol”.
Retirado a los 32 años, Morán no se casó hasta los 48. Es obligatorio preguntar con curiosidad a qué dedicó esos 16 años. “A vivir la vida, pero con orden y con respeto. ¡Yo nunca me he emborrachado!”, aclara para quien pudiera dudarlo. Ahora su prioridad es su hijo Quique, de quince años, que se entrena en la escuela de fútbol de San Martín, al norte de Madrid. “Es muy del Sporting porque siempre que le he llevado a El Molinón ha disfrutado enormemente del ambiente, pero también del Barça porque es un equipo grande que aspira a todo, que tiene grandes jugadores y que gana títulos... y porque sabe que su padre jugó allí, aunque nunca me vio jugar”, comentaba al diario Sport hace un lustro.
Enrique Morán, uno de los rostros más representativos del gran equipo rojiblanco de los años setenta, en el que formó una tripleta de ensueño junto a Quini y Ferrero, sería distinguido en 2014 con la insignia de oro de la Asociación de Futbolistas Veteranos del Sporting. Y como uno de sus recuerdos más especiales, el 4-0 del Betis al Sevilla en 1980. Y así lo relataba no hace mucho: “Marqué dos goles. Uno de penalti y otro muy bonito, el cuarto. Arranqué desde el centro del campo tras un pase de Cardeñosa, me planté solo ante ‘Superpaco‘ (Francisco Ruiz, legendario portero sevillista) y lo batí”.