En el símbolo hashtag #EsLaLiga del grupo PRISA —Diario As y El País— se publica hoy este bonito reportaje sobre una talaverana de adopción, Margarita Luengo, que es la encargada de depositar desde hace 26 años el ramo de claveles en una de las esquinas del campo colchonero, antes en el Calderón y ahora en el Metropolitano.
Margarita y su ramo son, literalmente, historia del Atlético de Madrid. Cuando el Atleti juega de local, se monta en el autobús de su peña de Talavera de la Reina, donde vive desde hace más de 25 años - en honor a Pantic, tras el doblete de 1996-, para recorrer los 120 kilómetros que separan a la ciudad del estadio Wanda Metropolitano.
Un recogepelotas la espera en la puerta 35 y la escolta hasta el césped, para que ella le indique dónde depositar religiosamente 12 claveles rojos y 12 blancos, con unas margaritas en medio como pequeño autohomenaje.
El pasado año, Marga fue invitada por el equipo rojiblanco al campo para poder disfrutar de una de las jornadas futboleras más importantes para el club. Nunca faltan flores en el Atlético de Madrid. No faltaron en el mítico Calderón y no faltan en el Wanda.
Nuestro vate —El Ciego del Berrenchín— que es tan colchonero como esta gran mujer quiere remitirle en nombre de la Peña Atlético de Madrid de Talavera, con domicilio en Casa Toni, este soneto en acrónimo con estrambote final por aquello de completarlo. Y nos dice que lo hace con todo el cariño por la amistad contraída desde que ambos eran alma, corazón y vida de aquella ya extinta Unión Deportiva Talavera, donde siempre jugó su hijo, el magnífico portero, Dani Trujillo. Un fuerte abrazo, Marga, para ti, tu Dioni y todos los tuyos.
Mujer tú eres, y mejor madre y esposa.
Atlética siempre y fiel colchonera,
Respetuosa con todos y sincera.
Guapa y tan sutilmente generosa.
Atril sobrio de nuestro sentimiento
Rojiblanco, infinito y sin fisuras.
Íntegra seguidora ante las duras,
Toleras con amor el sufrimiento;
Abrigas con magnánima pasión
La derrota. ¡Qué talante, señora!
Ufanos estamos todos de vos.
Esta PEÑA proclama que te adora,
Nardo, con gran respeto y devoción.
Gracias te envía hoy este ciego, ¡rediós!
Ósculo te mando de mi corazón.