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AGUA

El vicepresidente del CLM ha señalado que el río Tajo “va a tener agua en cantidad y calidad suficiente para todo el curso medio. Eso significa, menos agua para trasvasar al Levante”

Redacción La Voz del Tajo | Lunes 02 de mayo de 2022

La aprobación del nuevo Plan Hidrológico de la cuenca del Tajo, prevista para mañana, incluye caudales medioambientales que afectarán decisivamente al trasvase Tajo-Segura a partir de ahora. En especial el de 8,5 metros cúbicos por segundo en Aranjuez, que los expertos traducen en 105 hectómetros cúbicos anuales menos de trasferencias a las comunidades del levante español.

El vicepresidente de Castilla-La Mancha, José Luis Martínez Guijarro, ha destacado que se “abre una nueva era” ya que viene a acabar con la tendencia de llevar agua a otros territorios.

Tal y como ha señalado Martínez Guijarro, el Plan Hidrológico del Tajo incrementa los caudales ecológicos del río a su paso por Aranjuez algo más de ocho metros cúbicos por segundo, lo que supondrá que el río Tajo “va a tener agua en cantidad y calidad suficiente para todo el curso medio del río. Eso significa que hay menos cantidad de agua disponible para trasvasar al Levante”.

Durante su intervención, Martínez Guijarro ha destacado que este nuevo Plan de cuenca es un paso “muy importante” para romper con el ‘statu quo’ que hasta ahora ha beneficiado a los regantes e instituciones del Levante. “No pueden pretender basar su desarrollo en un recurso que está a 300 kilómetros de distancia y que es escaso”, ha dicho toda vez que ha recordado que en la zona del Levante de España tienen las desaladoras como alternativa, “un recurso que no está a pleno rendimiento”.

En este sentido, José Luis Martínez Guijarro ha insistido en que la cuenca del Tajo necesita el agua para el río y para garantizar los abastecimientos en Castilla-La Mancha. “No podemos tener limitaciones al crecimiento y desarrollo industrial cuando se está llevando agua a otros territorios”, ha subrayado.

EL LEVANTE ESTÁ EN CONTRA

Según el catedrático Joaquín Melgarejo, (director del Instituto del Agua y de las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante), éste déficit de 105 hectómetros va a dejar sin agua a Almería, Murcia y Alicante ya que las desaladoras no están preparadas para sustituir ese volumen de agua.

La de Torrevieja actualmente produce 80 hectómetros y con su ampliación llegará a 120 hectómetros. A esos 40 hay que sumar las ampliaciones de producción de Águilas y Valdelentisco, con 10 hectómetros más cada una. De ahí, a los 105 que se van a recortar, el déficit se sitúa de entrada en 45 hectómetros.

A eso hay que añadir el coste de energía que se lleva el 50% del precio de la "explotación del agua". Elevar el agua desde Castilla-La Mancha al Levante cuesta 1 kilovatio a la hora por metro cúbico y producir agua desalada cuesta 4 kilovatios por metro cúbico.

Desde el Ministerio se sigue insistiendo en que se construirán plantas fotovoltaicas para reducir ese coste (que todavía no están ni diseñadas ni aprobadas). El problema es que los estudios señalan que estas grandes plantas apenas ahorrarían entre un 10 y un 12% el coste energético.

En la actualidad el agua desalada cuesta 0,85 euros el metro cúbico frente a los 0,17 euros del agua trasvasada. Y mientras que el agua del Tajo ya lleva incluidos los costes de amortización de las obras, a los del agua desalada hay que repercutírselos. De ahí que el coste final del metro cúbico pueda llegar a 1,2 euros.

Ante esta situación, "la agricultura de regadío de la conocida como "huerta de Europa" está condenada a la desaparición", explica Melgarejo, ya que los precios dejarán de ser competitivos.

Es por ello que el sindicato de regates va a llevar a los tribunales la elevación de caudales prevista para los tramos que afectan a la cabecera del Tajo de donde se nutre el trasvase, algo que también han anunciado hará la Comunidad Valenciana. El recorrido judicial del asunto "está por ver". Lucas Jiménez, presidente del Sindicato Central de Regantes del Trasvase, cree que ya es tarde para negociación alguna. Considera deseable la unidad política de las regiones que beben del acueducto, pero reconoce que no ha sido posible.

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