El ecuador de la estación primaveral ya ha sido superado, y hasta ahora la primavera ha sido fría. Marzo y abril han sido dos meses invernales, debido, principalmente, al desgaste del intenso viento que rodea el aire frío en latitudes altas y al fenómeno del calentamiento súbito estratosférico, es decir, el aire frío guardado durante el invierno en el círculo polar se ha introducido y descolgado hacia latitudes bajas.
Meteored ha analizado las previsiones a largo plazo del ECMWF y de la NOAA para intentar prever la evolución de las condiciones atmosféricas de la segunda mitad de la estación.
Los dos principales modelos para los pronósticos estacionales muestran dos escenarios diferentes. ECMWF refleja un ambiente veraniego y seco para la segunda mitad de la primavera, mientras el modelo americano NOAA pronostica un tiempo normal para los meses de mayo y junio. A pesar de esto, ambos modelos coinciden en que no habrán grandes anomalías en cuanto a temperatura ni abundantes lluvias.
Es el principal modelo de referencia en Europa y apuesta totalmente por un tiempo propio de verano con temperaturas que oscilarían entre 2 y 3 grados centígrados por encima de lo habitual, especialmente en el interior peninsular. Las precipitaciones serán escasas, sin descartar algún episodio inestable por probables ondulaciones de la corriente en chorro.
Se trata de una gran noticia para el sector turístico, pero de una situación desfavorable para el sector agrícola, embalses y acuíferos, debido a la situación de sequía, que seguirá agravándose en algunas regiones.
En cambio, el modelo americano prevé un tiempo más acorde de final de primavera sin tanto calor. No esperan anomalías en cuanto a las temperaturas y las lluvias. Es decir, lo esperado es un tiempo variable con alternancia de días estables e inestables, tardes tormentosas, mañanas frescas y mediodías más calurosos.