La pérdida de movilidad y la dificultad de caminar es un aspecto a tener en cuenta. Son muchas las personas mayores que acaban teniendo problemas, algo normal llegado a una cierta edad. En definitiva, los movimientos con las piernas acaban costando mucho más, y en ese caso es normal necesitar un poco de ayuda para seguir siendo totalmente independientes.
Según TKE Home Solutions, compañía en salvaescaleras para el hogar, España cuenta con 2,5 millones de personas con movilidad reducida, y de ellas, el 70% necesitan algún tipo de ayuda para moverse.
Es por ello que estas personas necesitan bastones, muletas o andadores, pero ¿cómo saber cuál de las tres opciones se adecua mejor?
Ofrece el apoyo más leve. Es la mejor opción para quienes solo tienen un poco de molestias. Igualmente, es una buena ayuda para reducir el esfuerzo de una articulación dolorida.
Para que el bastón sea realmente útil, la empuñadura debe ser ancha y gruesa, lo suficiente para poder agarrarla con toda la mano y que sea cómoda. El taco debe ser de goma, para que así el bastón sea estable y se apoye con firmeza. Lo normal (salvo que el médico indique otra cosa) es que se lleve en el brazo contrario a la pierna dolorida. Puesto que al andar movemos el brazo contrario a la pierna con la que damos el paso, la forma más natural para usarlo es en el lado no lesionado.
Son la opción habitual después de la lesión de una pierna, cuando es necesario un poco de ayuda para mantener el equilibrio o cuando le falta fuerza a una de las piernas. Si solo se usa una, lo usual es llevarla en el brazo contrario a la pierna lesionada, como con el bastón. Es esencial que las muletas sean lo bastante resistentes como para soportar el peso. El material más habitual suele ser el aluminio, pues es resistente y a la vez ligero.
La mejor para quién necesite el apoyo más grande. Los hay de dos tipos: los que tienen ruedas (dos o cuatro) y los que no.
Es importante que sea ligero para transportarlo con facilidad, especialmente si no tiene ruedas y hay que levantarlo cada vez que se dé un paso. Asimismo, debe regularse a la altura de tal manera que los codos tienen que estar un poco flexionados. Necesita un pequeño aprendizaje para que una persona mayor se mueva sola con él sin ningún riesgo. En primer lugar, hay que asegurarse de que mantiene fuerza en los brazos y en segundo lugar, siempre debe cogerlo con ambas manos. Por último, hay que mantener los dedos del pie dentro del andador. Los pasos no deben darse muy pegados a él, sino que hay que dejar un poco de espacio para mantener bien el equilibrio.