El indulto. (I)

Seguro que muchos de ustedes recordarán aquellas películas en las que se consumían angustiosamente los minutos anteriores a la ejecución del reo, esperando el indulto. Aquella llamada telefónica, que la mayoría de las veces no llegaba, nos encogía el corazón. Habría de suponer el cambio de la pena de muerte, por la cadena perpetua...

Yo creo que esa era la idea del indulto que la mayoría de los ciudadanos de a pie teníamos “in mente”. Sin embargo, últimamente se está aireando en los medios de comunicación un tipo de indulto que está exasperando a la gente, llana y sencilla. Es un tanto complicado entender cómo se está utilizando esta fórmula ahora. Resulta que veíamos con gran atrocidad y como un abuso de poder, el que el emperador romano tuviera la potestad de salvar o mandar morir al reo, así en directo. Ya sabemos, con un gesto del pulgar hacia arriba, “indulto”; y hacia abajo, “muerte”... También conocíamos que el indulto ha sido un privilegio que siempre han mantenido los reyes a lo largo de la historia. Pues bien, sin llegar a aquella crueldad romana, naturalmente, parece que esto se ha venido utilizando, también con “generosidad”, en nuestra democracia. Por eso me gustaría aclarar un poco eso del indulto actual, porque la verdad que hasta ahora se ha conocido muy poco de esta nueva “fórmula de liberación” que, según parece, tienen muchos de aquellos que han dejado de ser “presuntos”, para así liberarse de las “condenas” a las que la justicia les castiga, en democracia. ¿Sabían ustedes, por ejemplo, que desde el año 1979, hasta hoy se han concedido en España, más de diecisiete mil indultos y que nos seguimos rigiendo por una Ley de 18 de Junio de 1870?... Naturalmente han sido propiciados por los diferentes gobiernos que han pasado por nuestra democracia. Desde D. Adolfo Suárez (410 indultos), el Sr. Calvo Sotelo (878), D. Felipe González (5.944), el Sr. Aznar (5.948), el Sr. Zapatero (3.378) y, hasta la fecha el actual presidente, D. Mariano Rajoy (468)…Y dicho lo dicho, quieren saber ustedes ¿qué es el indulto democrático español? Pues podríamos definirlo como “una medida de gracia, de carácter excepcional, consistente en la remisión total o parcial de las penas de los condenados por sentencia firme, que otorga el Rey, a propuesta del Ministro de Justicia, previa deliberación del Consejo de Ministros”. O sea, que, eso que tanto hemos oído a los políticos de que los jueces tienen la última palabra, al menos en algunos casos, suena un poco a camelo. ¡Y claro, generalmente, ya sabemos de qué casos se trata!... Empiezan pasándose la pelota los unos a los otros y al final la juega el que quiere. Porque ni siquiera hay unanimidad entre ellos, a la hora de la concesión. Hasta hemos visto un caso de indulto, en Noviembre del pasado año, en el que doscientos jueces firmaron un manifiesto, contrario al indulto del gobierno. Así pues, cuando les parece, cada uno actúa a su manera, pero en su provecho. Resulta que de nada sirve que un juez condene, si después viene el gobierno de turno y le libera de la sanción al condenado. Por hablar de uno de los más recientes, que no de los más significativos, ahí tenemos un caso, que, tal vez, haya servido para airear… ¿una nueva fórmula de corrupción? El pasado siete de Diciembre, el gobierno indultó a un Kamikaze que circuló en dirección contraria, durante cinco kilómetros por la AP-7, tramo Silla-San Juan (Valencia), en el año 2003, con el resultado de una muerte y un herido y que fue condenado por la justicia a trece años de cárcel... Este caso ha saltado a la palestra y, aunque la justicia dice que no ha tenido nada que ver…, enseguida se ha tratado de buscar conexiones. Y la verdad que todo apunta a que puede haberlas, pues, entre los 538 abogados, repartidos por el mundo en las 15 oficinas que tiene el bufete de Uría y Menéndez que ha defendido al Kamikaze, parece que trabaja como abogado, por mucho que se encontrase en la oficina de Brasil en el área mercantil y no en la penal cuando se produjo la tramitación, un hijo del actual Ministro de Justicia, el Sr. Ruiz Gallardón…¡Pues eso, que cada uno es libre de pensar lo que quiera!