Durante esta semana estamos repasando la actualidad financiera de nuestra tierra en relación con los últimos acontecimientos de la mano del director general de Eurocaja Rural, Víctor Manuel Martín López, en los que analiza el gran problema de la despoblación aportando las soluciones que ha adoptado ya la entidad que dirige para que nadie pueda sentirse excluido financieramente en Castilla-La Mancha.
Hoy les ofrecemos la segunda entrega de esa interesante entrevista en la que también abordamos las raíces de La Caja y sus ratios de solvencia.
P.- Castilla-La Mancha es una Comunidad muy grande, con una población muy dispersa. El gobierno regional está luchando contra la despoblación con diversas medidas, pero ¿Eurocaja Rural también lo hace?
R.- Lo hacemos en tanto en cuanto mantenemos oficinas abiertas en núcleos despoblados, en la España Rural, en pequeños y medianos municipios, donde los demás no están, donde todos han cerrado menos nosotros y donde las cuentas de esa oficina, a lo mejor, son deficitarias. ¿Por qué? Pues porque nosotros somos una entidad de economía social, insisto. Tenemos el mandato, desde la creación de la Caja Rural Provincial de Toledo en el año 1965, de servir de soporte financiero al mundo rural, que es para lo que nos crearon. Y como no hay que olvidar de dónde vienes para saber dónde estás y dónde tienes que ir, seguimos manteniendo oficinas para atender a las personas, sabiendo que, en muchos casos, no son rentables. Pero eso nos lo podemos permitir porque nuestro mandato es ése, dar servicio.
“No hay que olvidar de dónde vienes para saber dónde estás y dónde tienes que ir, por eso seguimos manteniendo oficinas para atender a las personas, sabiendo que, en muchos casos, no son rentables”
P.- ¿Consideráis que es mejor que un cliente reciba la sonrisa de una persona que tenga que vérselas con un móvil?
R.- Desde luego, entre otras muchas cosas. Y también, entiendo que se dan soluciones un poco peregrinas y, quizá a alguien no le guste lo que voy a decir. Pero, ¿el problema de la exclusión financiera se arregla en los pequeños pueblos poniendo un cajero cuando resulta que la gente está harta de ir a un cajero y no entenderlo, que se estropea, que se queda sin efectivo, que traga la tarjeta, que se va la línea, que lo arrancan los ladrones… o sea, ése es el verdadero problema? Reducimos la exclusión financiera a un cajero. Pues craso error. Hombre, ciertamente ayuda, no digo yo que no, porque facilita el acceso al efectivo a mucha gente que no tiene opciones y que se tiene que ir al pueblo de al lado: Pero sigo pensando que la solución no es poner cajeros, realmente creo que no. A lo mejor el coste de un cajero y todos los costes que conlleva su instalación pues se pueden destinar a otras medidas para, en vez de tener cajeros, tener personas, ¿no?
La calidad del servicio no tiene nada que ver y, además, estás generando empleo en el medio rural teniendo una persona y no tanto una máquina. Estás hablando de que un cajero puede costar, no sé, 15 ó 20.000 euros más todos los costes que conlleve, y no puedes tener una persona dando servicio… Nosotros estamos manteniendo el servicio financiero con nuestros propios recursos, ¿qué atención tenemos nosotros de las administraciones públicas? Y no es una crítica, es simplemente un grito al aire.
Estamos haciendo mucho contra la exclusión financiera, insisto. Porque generamos empleo, porque estamos haciendo crecer la economía, fijamos población, estamos financiando a las empresas locales, a las cooperativas, a los agricultores, a los ganaderos, principalmente en el medio rural donde hay industria agroalimentaria pequeña y mediana. Eso hace mucho, ¿eh?
“¿El problema de la exclusión financiera se arregla en los pequeños pueblos poniendo un cajero cuando resulta que la gente está harta de ir a un cajero y no entenderlo, que se estropea, que se queda sin efectivo, que se traga la tarjeta, que se va la línea, que lo arrancan los ladrones… o sea, ése es el verdadero problema?”
P.- Hay un problema para buscar bancos no sólo en Talavera, sino en multitud de poblaciones de toda la región e incluso colas kilométricas en las puertas de ciertas oficinas. Sin embargo, Eurocaja Rural no cierra sedes, da beneficios (38 millones en 2021 después de impuestos) y ¿sigue siendo una referencia segura para que la gente guarde su dinero y haga sus operaciones financieras?
R.- Totalmente, yo creo que lo he dicho en algunas ocasiones. Nuestros clientes duermen con absoluta tranquilidad, con sus inversiones depositadas en Eurocaja Rural y con sus operaciones de financiación tomadas de Eurocaja Rural. Es decir, nuestra entidad, si algo ha aportado siempre, es tranquilidad. Somos una empresa que ha desarrollado una estrategia valiente, pero siempre con un componente de prudencia enorme en casi todo. No somos una entidad que ofrezca titulares por nuestra agresividad en el riesgo, al contrario, somos muy exigentes y muy ortodoxos en la concesión del riesgo. Con riesgo, me refiero al riesgo de crédito, que es el más importante al que se ve sometido una entidad financiera. Su gestión se basa en tres principios: finalidad, viabilidad y garantías para conceder una operación de crédito. No hemos cambiado nuestros criterios nunca, porque la banca, cuando deja de ser aburrida, se vuelve peligrosa, decía Rafael Termes. Y, en ese sentido, manteniendo ese flanco, esa retaguardia segura, La Caja transmite la solvencia, la solidez, la fortaleza y la seguridad que el cliente necesita. Al final, un cliente se acerca a Eurocaja Rural porque tiene un 17% de ratio de solvencia –uno de los más altos del sistema financiero español–,un ratio de morosidad del 1,70 –quizá el más bajo del sistema financiero nacional–,unas coberturas sobre el riesgo dudoso del 130%, las más altas del sistema financiero español, y aún así ganamos dinero, también, invirtiendo en una expansión permanente, en Madrid, en Castilla-La Mancha, en Castilla y León, en la Comunidad Valenciana… Lo cierto es que no estamos parando. Abrimos oficinas casi a diario. Oficinas, y más oficinas. Todos los días contratamos personas, profesionales, para dar oportunidades en sitios donde se ha perdido un modelo de atención financiera humana, cercana, diferente a los tiempos de hoy, pero que antes no lo era tanto. O sea, algo que era normal, hoy es extraordinario. Es como atender a las personas en una caja, en un banco. A mí me parece increíble, pero cada entidad tiene sus planes estratégicos y nosotros tenemos los nuestros. A pesar de las circunstancias, hemos ganado 38 millones de euros netos, después de impuestos, una cifra de beneficios muy importante. Reforzando mucho, no obstante, los cimientos y siendo tremendamente prudentes. Fortaleciendo, aún más, nuestras provisiones, nuestras reservas. Es la punta del iceberg de una solvencia que sólo muestra la punta del iceberg, pero lo que hay debajo es lo que, al final, te hace es estar tranquil, con tu dinero, con tus inversiones y con tus servicios en Eurocaja Rural. Eso es lo que pretendemos.
“La Caja transmite la solvencia, la solidez, la fortaleza y la seguridad que el cliente necesita. Al final, un cliente se acerca a Eurocaja Rural porque tiene un 17% de ratio de solvencia –uno de los más altos del sistema financiero español–, un ratio de morosidad del 1,70 –quizá el más bajo del sistema financiero nacional–,unas coberturas sobre el riesgo dudoso del 130%, las más altas del sistema financiero español, y aún así invertimos en una expansión permanente, en Madrid, también en Castilla-La Mancha, en Castilla y León, en la Comunidad Valenciana… no estamos parando”
P.- En este mundo de crisis continua que estamos viviendo en los últimos años porque un día es una cosa y al día siguiente otra, ¿Eurocaja Rural siempre está?
R.- Sí y siempre ha estado. Esto es raro oírlo, pero tenemos varios lemas: “estuvimos, estamos y estaremos” y “menos mal que nos queda la rural”, porque en los tiempos difíciles siempre debe haber algo a lo que agarrarte. Hay un faro que está, algo que permanece y que sigue funcionando a pesar de los pesares. A pesar de pandemias, a pesar de inclemencias meteorológicas, de eventos bélicos… Eurocaja Rural está ahí para echar una mano, para lo que pueda. No somos una ONG, evidentemente, pero sí una entidad de crédito cooperativo, una entidad de economía social, una entidad financiera que ve, siempre, la botella medio llena. Intentamos no ser optimistas desbocados, pero sí optimistas realistas, y eso es algo bueno. Ser positivos y pensar que las cosas pueden siempre ir mejor.
Curiosamente, nuestra entidad, en los ciclos económicos, se desenvuelve mucho mejor en las crisis que en los momentos de crecimiento. En las crisis, la gente se viene abajo, pero nosotros seguimos creciendo. En los periodos de crecimiento económico, algunos se van muy arriba para luego volver a estrellarse, pero nosotros seguimos creciendo también –un poco más acelerado evidentemente– pero con suaves tendencias, sin muchos dientes de sierra. Somos muy estables. Además, nosotros somos como la fábula de la cigarra y la hormiga: ahorramos en el verano para poder consumir en el invierno. De ahí la solidez del balance de Eurocaja Rural. Tenemos una cuenta de resultados tremendamente recurrente en ingresos, amparada por nuevos servicios. Voy a dar un dato: la semana pasada hemos batido nuestro récord semanal de clientes, más de 1.000 clientes netos de crecimiento. ¿Por qué? A lo que estoy comentando me remito.