OPINIÓN

Mejorar el invento

Desde el Cerro Medellín

Ventura Leblic | Miércoles 23 de abril de 2014
Algunos predican, ahora, que la democracia está en crisis y sus instituciones no sirven. Aunque este tufillo anarquistoide y marginal, esté pretendiendo introducirse en el tejido social aprovechando la crisis. Pero si es cierto, que por la evolución de la sociedad , la experiencia y lo que estamos viviendo, nuestras estructuras de participación social, necesitan un revulsivo.

Necesitamos quizás otras formas de hacer política, sin personalismos, ni clanes, ni de soflamas decimonónicas, para reinventar lo que tenemos partiendo de un acercamiento, de una conexión mas activa con la vida y los problemas reales de los ciudadanos.

Debemos reinventar formas democráticas de participación en la vida política sin demagogia. Sanear la imagen de la politica que las corruptelas y los interesados en destruir el sistema, están creando. Debemos esforzarnos desterrar con hechos aquello de que “el poder corrompe”, ni entrar en el juego de las generalizaciones. Gobiernos y oposiciones deben profundizar en los objetivos de su trabajo y en el compromiso con el bienestar del pueblo, replanteando los métodos de gobierno para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, pero con sus ciudadanos, sin abdicar de la autoridad delegada por unas elecciones democráticas. El movimiento asambleario no es sistema aceptable para ninguna “res publica”, cuando existen los expertos en su ipulación. Vicios o tentaciones como mantenerse en el poder a cualquier precio y permanecer en la dinámica de aniquilar al contrario, radicalizando la vida política, como lo perciben los ciudadanos, no genera sino actitudes intelectuales violentas.

Cuando entre los políticos de distinta ideología no prevalece la cordialidad y la tolerancia, incluso como pedagogía social, cediendo cuanto y cuando es necesario sin vulnerar la ley, buscando espacios comunes de entendimiento, entra en juego la calidad, que limita posturas dialogantes, al ignorar al contrario, y encastillarse manentemente, provocando la intervención de los tribunales, por motivos políticos comunes. Como este mundo no lo es de ángeles, nunca faltarán políticos que su misión es la provocación permanente como fórmula para conseguir prebendas, o tapar malas gestiones, o la permanecer en el poder manejando a sus conciudadanos, políticos con los que la tolerancia debe ser cero. La mano firme, también es propia de gobernantes, nunca es fracaso si se aplica con justicia y con una sola vara de medir.

Inventar, no un 15M manipulado, donde cuatro reclaman la soberanía popular ya existente, confundiendo su soberanía, con la que ejerce el pueblo en su conjunto, sino una mayor capacidad de participación y representación popular, abriendo nuevos cauces para la participación publica en la vida política, revisando la gestión de los partidos y sindicatos, estableciendo nuevos espacios para debatir y aportar propuestas sociales que generen escenarios donde se establezcan vínculos reales de los ciudadanos con sus representantes, como nuevos retos a los tiempos en que nos tocará vivir.

Debemos repensar como crear mecanismos políticos que controlen el funcionamiento global del capitalismo financiero, pensando mas en las necesidades del ciudadano que en los del capital, para evitar encontramos aprisionados por el dominio y la tiranía de los mercados que aportan su ideología radical como el consumismo, el individualismo o el economicismo.

Frente a ellos debemos buscar alternativas democráticas y anteponer otros valores sociales mas solidarios, para no convertirnos en mercancía en manos de unos cuantos. A los que provocaron la crisis, les deben salir mal los cálculos de la reacción social. En el lugar de una sociedad acobardada, deben encontrar otra, con una mayor toma de conciencia de la necesidad de una transformación de estructuras que eviten nuevos secuestros de la política y la democracia y por supuesto de la calidad de vida de los ciudadanos. Por ello es tiempo de plantear una mayor corresponsabilidad activa frente a los problemas comunes, y centrarnos en mejorar la gestión de lo público.

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