Con estas detenciones se esclarece el robo de ocho vehículos de gama media-alta cometidos en la Comunidad de Madrid durante los años 2011 y 2012
David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
La Guardia Civil detuvo a M.M. y L.M.A., de 27 y 50 años de edad, respectivamente, como supuestos autores de ocho delitos de robo de vehículos y por pertenencia a un grupo criminal. Con estas detenciones se esclarece el robo de ocho vehículos de gama media-alta cometidos en la Comunidad de Madrid durante los años 2011 y 2012. Un tercer individuo, M.N., fue imputado también por la Guardia Civil como autor de los mismos delitos. A su vez, a L.M.A. se le acusa además por delito de tráfico de drogas, ya que cultivaba marihuana por encargo para F.T., que también ha sido imputado por este delito.
Las primeras investigaciones comenzaron en abril de 2011, cuando la Policía Local de El Casar de Escalona encontró varias centralitas de vehículos y siete juegos de placas de vehículos abandonados en un terreno de la localidad. El material fue entregado al Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Torrijos para comenzar las indagaciones, que concluyeron en que las placas de de matrícula correspondían a vehículos cuyo robo había sido denunciado en Madrid. Lo que derivó en la Operación VEYRON dio lugar a la búsqueda de pruebas durante varios meses que llevaron a centrar la investigación en L.M.A., residente en el municipio toledano. El estudio y análisis de la operación llevó a determinar que este individuo no actuaba solo sino que formaba parte de un grupo criminal que se dedicaba el robo de vehículos por encargo. M.N. era el encargado de localizar los coches, robarlos y trasladarlos hasta la finca de L.M.A. Una vez allí, los vehículos eran desguazados para obtener piezas concretas que, previamente, habían sido solicitadas por terceras personas, vendiendo el resto como chatarra. El tercer hombre, M.M., repartía lo sobrante por chatarrerías distribuidas por las provincias de Toledo y Madrid.
En la investigación se descubrió que L.M.A. explotaba otro negocio ilícito: una plantación de marihuana. Dentro de su propiedad, esta persona había montado un invernadero para el cultivo intensivo de marihuana, con seis focos para dar luz y calor a las plantas y un extractor de aire para su ventilación. Además, tenía un socio, de nacionalidad rumana, que daba salida a esta droga cada cuatro meses, más o menos, a cambio de un precio ya fijado.
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