OPINIÓN

El juego de la oca

ARTÍCULO

Escrito por Rafael de la Cruz

Rafael de la Cruz | Jueves 03 de marzo de 2022

No hace ni cuatro meses, durante la celebración del congreso regional del Partido Popular en la localidad ciudadrealeña de Puertollano, todo eran loas, lisonjas, zalemas, lagoterías, garatusas, carantoñas, arrumacos, pelotilleos, cobas y adulaciones hacia al ahora presidente zombi Pablo Casado y a su Richelieu murciano de marca blanca, que se paseaba entre los congresistas adelantando la mano para pedir besos en su anillo cardenalicio, elaborado en su caso, no en oro, sino en puro hueso de aceituna ciezana.

No han pasado ni cuatro años desde que un entonces imberbe Pablo Casado, se hacía con las riendas del Partido Popular tras vencer in extremis, había sido derrotado en la primera vuelta, a la prestigiosa abogada del estado Soraya Saénz de Santamaría. Tal vez pesase en su victoria final el apoyo de nuestra querida Cospe, que también se postuló al cargo, o su fama de superdotado tras haber aprobado en el centro universitario Cardenal Cisneros, dependiente de la Comunidad de Madrid, el 48% de la carrera de derecho en solo cuatro meses y encima compatibilizándolo con su cargo de diputado autonómico. Una proeza.

Pues bien, tras casi cuatro años de presidencia, me encuentro ahora, de golpe y porrazo, con que todos y cada uno de los que pregonaban su adhesión inquebrantable al líder Pablo, mas propia de la devotio ibérica que de un partido político del siglo XXI, todos los que parafraseando la obra maestra del fallecido Cuerda, “Amanece que no es poco” gritaban en las redes sociales al ilustre palentino: “todos somos contingentes, solo tu eres necesario”, todos y cada uno de ellos, vuelven a la pepera tradición de mirar a Galicia y dónde decían Pablo, dicen ahora Alberto, Retana no, por supuesto, que ese es harina de otros costales, sino Nuñez Feijoó.

Si alguien despertase de un coma de meses y solo obtuviese información por las manifestaciones públicas de los líderes y cargos del Partido Popular, quedaría desorientado y perplejo. ¿Qué ha ocurrido? ¿Soñé que Pablo Casado existió? ¿Ha ocurrido algo para aupar a Feijoó?. Sin respuesta a todas sus preguntas quedaría salvo que también acudiese a las declaraciones de un miembro destacado del partido, Isabel Díaz Ayuso. De ellas si obtendría la información del motivo de la vuelta de Casado al abrigo de las afamadas mantas palentinas.

Casado se tiene que ir, le echan, porque le pillaron con el carrito del helado, porque consciente, de eso al menos sí, de su falta de fuste y consistencia, no pudo, temeroso, tolerar que pudiese levantarle el puesto alguien con mas valía política que él de aquí a Lima y que porque incluso, presuntamente, acudió a las malas artes de la difamación y el espionaje para intentar consolidar su mandato. Teodoro se saltó el ojo con el hueso de aceituna que escupió.

Pero claro, ¿Alguien ha entonado un mea culpa por elegir a un maniquí? ¿Alguien ha manifestado su arrepentimiento por haber sido palmero del coro desafinado de la directiva del PP? ¿Alguien se apunta a la purificación junto a su antes bien amando y ahora zombie Pablo?. Nadie. Pablo no existió. Nadie le eligió. Nadie está en su cargo gracias a él o a su guardaespaldas murciano. Ni en Murcia. Pablo no presidió jamás el PP, no es sino una leyenda urbana que se comenta por Génova. De gallego (Rajoy) a gallego (Feijoó) y tiro por que me toca. Entre una casilla y otra, nadie.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas