Este 23 de febrero, fecha más que comentada por mil vicisitudes de diversos ámbitos, quedará en la memoria de muchos talaveranos por el fallecimiento –esta mañana– de David Cabañas, gerente del Parque Comercial El Golf a los 48 años de edad.
Conocido por estar al frente de la dirección del parque de medianas superficies en la antigua N-V a la salida de Talavera, también había cosechado numerosísimas amistades por su anterior labor profesional en el sector bancario así como por ser integrante de la Cofradía del Cristo de la Espina, en la que fue cargador del paso de la misma y en los últimos años capataz.
Ante hechos similares siempre se suele aludir a tópicos como “nos ha dejado un gran persona”, “era un buen hombre”, “no se lo merecía”, “qué injusta es la vida”... pero el caso de David era absolutamente cierto. Todos, con nuestros aciertos y errores, estamos marcados por nuestro talante pero el de David Cabañas era siempre lineal, amable, diligente, ordenado y complaciente.
Todos sus hermanos de la Cofradía del Cristo de la Espina lo conocían de sobra, no en vano su puesto como capataz del paso que recorre la Ciudad de la Cerámica cada miércoles santo le hacía mostrarse como todos esperaban, responsable y firme pero también amigo, hermano y siempre dispuesto a ayudar donde fuera a quien fuera necesario.
Una horrible enfermedad nos ha arrebatado su sonrisa para siempre y a quienes, como los que hacemos La Voz del Tajo, en todo momento nos mostró su amistad nos duele sobremanera tener que publicar tan triste noticia.
Futbolero –madridista convencido–, aficionado a la fiesta de los toros, seguidor de la Fórmula 1 y con una fe como pocos por el Cristo de la Espina, David se ha marchado sin hacer ruido, tal y como él era. El desconsuelo de su familia y de su novia Verónica es lo único que podemos intentar enjugar con el mayor de los apoyos por parte de los integrantes de este medio de comunicación, al igual que lo están haciendo, los cientos de amigos que deja en esta ciudad, que era la suya, Talavera de la Reina. Descansa en paz, querido amigo.