Es difícil describir sin temor al yerro lo acontecido este viernes en El Prado. Con la afición volcada, como de costumbre esta campaña; con un rival como el Badajoz con jugadores que no cobran su salario desde hace cuatro meses y sin la presión en los hombres de Cea de “amenazas” clasificatorias hasta que jueguen sus rivales directos el fin de semana… el propósito generalizado era dar una alegría a la parroquia. Pero la sensación final —realidad tangible— no admite ninguna duda: derrota y el ya tradicional cántico clásico de “Víctor Cea dimisión” era señal inequívoca de que los tres puntos habían volado camino de la ciudad pacense.
¿Hasta cuándo? Pues hasta que el propio Cea Zurita lo decida si el grupo inversor no toma cartas en el asunto. Cuestión peliaguda, sin duda, en la que no vamos a entrar porque no nos corresponde. Al menos, hasta que una vez cerrada la temporada expongamos todo lo que no se ha hecho bien, sin que ello suponga que “solo nosotros estemos en posesión de la verdad”. Serán —y es que ninguno de nuestros lectores lo ponga en duda— datos objetivos y pura estadística.
Ahora toca entrar en detalles de un partido que ha seguido dinámicas ya conocidas en esta temporada. Nuevo once en los blanquiazules con Forgás otra vez en la titularidad como referencia ofensiva cuando es evidente que está haciendo la pretemporada —les recuerdo que llevaba seis meses sin jugar— y esperando la motivación personal ante su ex equipo. Razones tendría el técnico que es el que sigue el día a día de sus jugadores. Su participación… inexistente. Es solo un detalle dentro de un partido poco brillante y con un Badajoz que cedió metros al Talavera intentando aprovechar las contras. En una de ellas, con un despeje impropio de Rubén Miño, el balón le caería en segunda instancia a Gorka Santamaría —el meta talaverano había rechazado el disparo de Concha— para establecer el 0-1 en el minuto 37 de partido. Tocaba remar, una y mil veces más en El Prado, contra corriente. Poco habría que anotar de aquí hasta que la señora Huerta de Haza indicara “que a la ducha”.
TRAS EL DESCANSO
Satisfechos –entendemos que ambos técnicos— con lo que sus hombres desarrollaron sobre el campo —aunque el pacense Isaac Jové estuviese en la grada— se reanudaba la contienda sin cambios. El juego no mejoró hasta que en una ofensiva blanquiazul acabó en los pies del brasilero Rodrigo Rodrigues que con una “folha seca” hizo inútil la estirada del meta argentino Gonzalo Crettaz. Era el minuto 59 y suponía una alegría, sin duda, para todos, que tampoco se tradujo en un empeño constante por romper el equilibrio a pesar de la presencia de Toño Calvo en el puesto de Añón; al menos por el juego “oscuro” de los hombres de Cea Zurita.
Corrieron los minutos, inexorables, sin que las ocasiones de gol levantaran el ¡huy! de los aficionados en ninguna de las área y con ello los cambios —variados en ambas escuadras— mientras el público seguía esperando la reacción final del Talavera. Y claro que llegó, pero en el bando extremeño con una acción a balón parado en la que ni la defensa ni el portero estuvieron a la altura. El central Pardo se anticipó a todos ellos y coló el cuero en la meta blanquiazul. Era el minuto 88 de partido y todo hacía indicar que aquello estaba finiquitado. Muchos fueron los aficionados que profundamente decepcionado abandonaron el campo y se perdieron el colofón final cuando en el 4 de añadido Zelu —junto al de Rodrigo— marcó el gol de la noche para poner el 1-3 por toda la escuadra de Rubén Miño. ¡Y apaga luz, Mariluz…!
Con esta nueva derrota —¿qué dirá Cea Zurita en rueda de prensa para justificarla?— el Talavera entra en muy serios problemas de futuro. Los responsables, que ya han anunciado Asamblea, saben que la situación es más que crítica. ¿Harán algo al respecto? Ellos tienen la palabra… Buen “finde”, estimados lectores.
CF Talavera: Rubén Miño; Choco (Monroy 66’), Tomi Bourdal, Vicente Romero, Góngora (Víctor Ruiz 75’); Jon Ceberio, Jordi Ortega (Javi Domínguez 75’), Toño Calvo (Añón 55’), Dani Pichín; Rodrigo Rodrigues y Forgás (Perales 75’).