El juego de la vida en la que estamos inmersos funciona de la siguiente manera: Para que exista algo concreto es necesario que dos o más fuerzas se enfrenten en posiciones contrarias y el resultado de esa oposición es lo que da lugar a un estado material concreto, que es lo que en realidad apreciamos y se relaciona con nosotros. Ya hemos explicado muchas veces que el sistema Solar es el resultado de la fuerza impulsora de la materia de cada planeta y sus satélites y la fuerza gravitatoria del Sol. Mientras sigan en equilibrio veremos el sistema Solar, y este existirá. Después, se destruirá, y existirá otra cosa.
Para que exista el llamado Occidente es imprescindible que también conviva con sus oponentes. No podríamos apreciar algo llamado Occidente y con una forma de pensar y actuar si enfrente no existiesen otros que no funcionan de esa manera. Tan necesario es “Algo” como su oponente, sin dicho oponente ese “Algo” no existiría identificado como tal. Recuerdo que una de la leyes del conflicto es que la identidad siempre nos la otorgan los demás, “Porque no son nosotros”, nuestro límite es que empiezan ellos, de lo contrario todo sería nosotros. En este conflicto que estamos analizando existe Occidente, y le llamamos como tal, porque hay otras partes que precisamente se posicionan como fuerzas contrarias a esa forma de pensar y actuar y pretenden, defendiendo lo que ellos creen , destruir lo que no es como ellos y se les opone. En este conflicto concreto todo su ánimo, y esto les une, es destruir a Occidente.
¿Podemos decir que a esos contrarios les une alguna Filosofía o forma de pensar y actuar común? Por supuesto que sí. Todas las fuerzas opositores y que se constituyen en partes en este conflicto, les une el luchar contra Occidente porque es diferente a todos ellos, si bien también cada uno de ellos tienen sus propios intereses y los defiende con ideologías aparentemente diferentes, pero con características claras que les unen:
Claro que solo se consideran verdaderos enemigos aquellos que pueden disponer de fuerzas capaces de igualarnos. Por eso se cree que los únicos capaces de destruir Occidente son, cada uno a su manera, y con fuerzas diferentes, los siguientes: De forma militar Rusia y sus aliados, de forma económica, comercial y de creación técnica, China, y de forma religiosa o ideológica, El Islam. Los tres se oponen claramente a Occidente y cada uno, aunque a veces uniendo sus fuerzas, pretenden destruir nuestra forma de ser y de pensar, pero sobre todo, nuestra forma transparente de gobernar.
Quizá lo que debemos hacer es estudiar a cada uno de estos oponentes, explicar el porqué concreto que les lleva a combatirnos, y el analizar de qué forman pretenden derrotarnos. Porque no cabe duda de que también en ellos laten criterios, pensamientos e intereses diferentes, aunque el luchar contra nosotros, que es evidente que somos y seremos más fuertes que todos ellos juntos, les lleva a unirse creyendo que con derrotarnos lo tienen todo resuelto. Aunque nosotros ya sabemos que, de derrotarnos a nosotros, lo que harían inmediatamente es enfrentarse para destruirse entre ellos.
Lo veremos en los próximos artículos analizando a cada uno de ellos por separado.