Los riesgos que entraña Internet para los más pequeños siempre ha sido una de las grandes preocupaciones de los padres. Pero ni la multitud de alertas y avisos hacia sus hijos son suficientes para evitar los peligros que esconde el mundo digital.
El problema de Internet está en que esos riesgos en ocasiones no se llegan a conocer o se acaban subestimando. Esto implica que la actuación de los padres en el control de la navegación de sus hijos resulte fundamental.
Según la encuesta “Equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares en España 2020”, del Instituto Nacional de Estadística, el acceso de los menores a dispositivos tecnológicos es cada vez mayor y el acceso en edades muy tempranas es muy elevado.
Los datos de esta encuesta arrojan que casi el 70% de los menores de 10 a 15 años tiene un teléfono móvil, un dato que se ve superado por el 80% de menores a partir de 13 años que tienen teléfono móvil. Además, en los últimos tres meses, el 94,5% de los menores enmarcados en esa franja de edad habían navegado por la Red.
Unos datos que evidencian la facilidad de acceso a dispositivos electrónicos de las nuevas generaciones y que provoca en ellas la percepción del entorno digital como algo natural desde su infancia. Así lo afirma Vanessa González, directora de Comunicación de Kaspersky Iberia, que además defiende la idea de que el espacio digital tiene sus propias reglas de comportamiento seguro.
Su compañero y director de preventa en Kaspersky Iberia, Javier Suárez, añade también la necesidad de supervisar la actividad online de los pequeños para evitar que desarrollen malas costumbres y evitar el consumo de contenido inadecuado.
Las numerosas herramientas de control parental permiten a los padres gestionar la actividad online de sus hijos. Limitar el tiempo de uso, restringir accesos, bloquear contenidos no apropiados o posibilitar la localización GPS son algunas de las opciones que estas herramientas permiten.
Sin embargo, en ocasiones, el control ejercido por los padres se excede, lo que puede derivar en una pérdida de confianza por parte del menor. La intrusión en su intimidad o la falta de privacidad puede traer consecuencias negativas y lo más adecuado es encontrar un punto medio en el que se de una protección segura y en la que la intimidad no se vea afectada. Es ese el punto en el que la comunicación se convierte en un factor clave.
Javier Suárez señala que “es importante hablar con los menores de la instalación de control parental y explicarles las razones para que lo entiendan”. De esta manera se podría llegar a un entendimiento común y parece ser una práctica habitual en las familias, ya que el estudio de Kaspersky indica que el 90% de los padres ha hablado de normas de comportamiento online y de la etiqueta digital con sus hijos.
MULTITUD DE HERRAMIENTAS
En la actualidad existe una amplia oferta de herramientas (Family Link, Safe Kids, Xbox Family, etc.) y un amplio abanico de recursos informativos y formativos como los que ofrece el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe).
Family Link, por ejemplo, es una herramienta de Google que tiene como objetivo crear entornos seguros para que los padres puedan decidir cuándo, cómo, y por cuánto tiempo pueden acceder sus hijos a dispositivos electrónicos.
Sin embargo, no siempre ha sido así y el desconocimiento de los padres sobre las prácticas de sus hijos ha sido mayoritario. Por eso cobran tanta importancia las numerosas herramientas que se pueden encontrar en el entorno digital.
Además, estas herramientas deben evolucionar a medida que evolucionan la tecnología y las costumbres sociales porque las necesidades de las familias cambian.