Los niños comienzan a mentir desde los dos años de edad, es decir, 18 meses antes de lo que hasta entonces se había pensado. Así lo descubrió Kang Lee, psicólogo infantil y director de una investigación llevada a cabo para estudiar el funcionamiento de la mente infantil en torno a las mentiras.
Según Lee, el hecho de que este mecanismo se desarrolle tan pronto posiblemente tenga que ver con los juegos de estimulación temprana a los que se les acostumbra, ya que éstos empiezan a estar capacitados a la hora de realizar juegos interactivos y ejercicios en los que desempeñan algún rol.
Pero esto no significa que sea malo, es más, el psicólogo asegura que aquellos padres que descubren a su hijo de 2 o 3 años mintiendo no debería enfadarse, ya que de esta forma “mejoran sus calificaciones en pruebas de funcionalidad y teoría de la mente”.
Los niños y niñas tienen una habilidad especial para adornar los hechos, o cambiarlos, sin que otra persona se de cuenta de que es mentira. Pese a la inocencia, nadie mejor que ellos para construir una realidad paralela a cualquier suceso y difundirla como la realidad misma.
Aunque, por lo general, estas mentiras suelen denominarse “mentiras blancas”, ya que tienen que ver con la pureza que representan y poseen, ese espíritu novato que desconoce las posibilidades de la maldad y que suele mentir con buenas intenciones.
Socialmente está establecido como algo malo, sin embargo, la mentira resulta una parte importante en el desarrollo de los niños, y esto tiene que ver con las fases de desarrollo de la conciencia.
A los tres años la mentira se considera intencional, ya que es normal que su cerebro llegue a confundirse con la información externa divagando por su imaginación, la fantasía y la realidad.
Entre los 3 y los 6 años la mente tiene una mezcla de imaginación y realidad que esta crea intencionalmente, y con la que el niño puede reforzar su diversión.
A partir de los 7 años, comienza a aparecer la intencionalidad de los actos de una manera más consciente, lo que también incluye a las mentiras. Ya han aprendido que con ellas pueden obtener algún beneficio.